Una nueva normalidad
Fuente: https://www.oaklandinstitute.org/new-normal
La pandemia COVID-19 expone un sistema económico incapaz de satisfacer las necesidades de la gente y el planeta. Nuestra única solución para hacer frente a esta crisis mundial, que se produce en medio de una devastadora crisis climática, es unirnos y construir un mundo más justo, resistente y sostenible. Como organizaciones miembros y aliadas de la Campaña Mundial para exigir justicia climática, estamos haciendo un conjunto inicial de demandas a los gobiernos en su respuesta a la pandemia.
La palabra apocalipsis viene de la palabra revelación. La pandemia COVID-19 está revelando lo que la mayoría mundial ha sabido todo el tiempo: que el sistema económico dominante da prioridad a las ganancias por encima de la gente y el planeta, y no es apto para el propósito.
Con cada nuevo día de infecciones, muertes y medios de vida destruidos, la pandemia está exponiendo las graves injusticias de nuestros sistemas existentes. Años de neoliberalismo, “ajuste estructural” y austeridad han desmantelado el estado de bienestar social, específicamente la falta de financiación y el vaciamiento de los sistemas de salud en todo el mundo. Nos quedamos con déficits de equipos de salvamento, y excedentes de industrias contaminantes.
Las dimensiones del sufrimiento colectivo y del trauma individual que se están desarrollando son demasiado vastas para contemplarlas. Familias que se enfrentan a la pérdida o al encierro en relaciones abusivas; cuerpos que se enfrentan a enfermedades devastadoras; comunidades que se enfrentan al hambre y al aislamiento.
Pero la pandemia también ha demostrado nuestra enorme fuerza colectiva, y las posibilidades que surgen cuando una crisis se toma en serio y la gente se une.
Para quienes formamos parte del movimiento mundial por la justicia climática, el desenlace de la pandemia no es ninguna sorpresa. Durante décadas, como movimientos hemos denunciado los violentos impactos de un sistema económico mundial desigual, la devastación de una crisis climática acelerada y las formas escandalosamente crueles en quienes tienen menos responsabilidad en las crisis soportan sus cargas más pesadas. Durante décadas, hemos exigido el fin de un status quo que fue y sigue siendo una sentencia de muerte para la gente más empobrecida del mundo. La crisis del coronavirus es un duro recordatorio de un pasado prolongado, y nuestra respuesta a ella un ensayo general para el presente y el futuro.
Justicia
Al igual que la crisis climática, la crisis del coronavirus hace recaer las cargas más pesadas sobre los sectores más vulnerables. Las personas más empobrecidas son las primeras y las más afectadas. Acentúa las disparidades generadas por la riqueza, el género, la clase, la raza y la (dis)capacidad. Los costos más altos son soportados por quienes tienen menos capacidad de pagarlos, que siempre estuvieron condenadas a soportar tales costos.
Lo más claro es que los colectivos que corren más riesgo de infección son los que menos pueden aislarse.
Un aislamiento significa confinamiento en nuestros hogares. ¿Qué significa eso para los quienes no tienen casa? ¿Qué significa para quienes tienen conviven en familias amplias en una casa, en condiciones de hacinamiento? ¿Para quienes no tienen acceso al agua corriente y a la sanidad? ¿Para quienes el hogar es el lugar de la violencia y el abuso? ¿Qué significa el fin de la actividad pública para quienes dependen de ella para su subsistencia diaria? ¿Qué protección se ofrece a quienes trabajan en los sectores más cruciales y de mayor sustento, como la agricultura? Concretamente, ¿qué ocurre con los agricultores y agricultoras de subsistencia y familiares que alimentan a más de dos tercios del mundo?
Las mujeres son las más afectadas por el trabajo de cuidado en nuestro sistema actual, en el hogar, en nuestras comunidades y también en la economía, ya que son la mayoría de las trabajadoras de la salud. Esta pandemia nos ha mostrado la importancia del trabajo de cuidado, el trabajo necesario para criar familias, cocinar y limpiar y cuidar de los enfermos y ancianos. Debemos aprovechar este momento para comprender la importancia del trabajo de cuidados y compartirlo, y construir una sociedad y una economía basadas en principios feministas y de afirmación de los cuidados.
Las comunidades del Sur Global, las más afectadas por la crisis climática, que han enfrentado la violencia de la degradación ambiental, la sequía prolongada y el desplazamiento forzoso – se han convertido ahora en una de las poblaciones más vulnerables al contagio y a sus efectos. En las zonas en que la salud de las comunidades se ha visto debilitada por las industrias contaminantes, lo que ha dado lugar a una serie de afecciones respiratorias e inmunológicas, las personas corren un riesgo especial de contraer COVID-19.
La pandemia ya está abriendo la puerta a una importante crisis económica, con una próxima recesión que hará que la gran mayoría de la población mundial -que vive día a día con medios de vida precarios- se encuentre en una situación de pobreza aún más crónica. El riesgo de hambruna y de profundos trastornos en la soberanía alimentaria es significativo. Los países del Sur están agobiados por una deuda ilegítima e insostenible, acumulada a lo largo de decenios de préstamos explotadores y depredadores por parte de los gobiernos del Norte, las instituciones financieras internacionales y los grandes bancos en colaboración con las élites del Sur, y por las prácticas autoritarias y corruptas de los gobiernos del Sur. La priorización del pago de estas deudas se ha cobrado un alto precio en los servicios públicos y sigue absorbiendo una enorme parte del gasto público que debería asignarse en su lugar a las respuestas de salud pública a la pandemia.
Una encrucijada
Estamos en una encrucijada. Durante años, hemos exigido “cambiemos el sistema, no el clima”. El cambio de sistema parece ahora más necesario que nunca, y más posible. Las reglas del juego están cambiando rápidamente. La agitación es inevitable.
La pregunta es: ¿qué tipo de cambio se está desarrollando? ¿Qué tipo de sistema está emergiendo? ¿Qué dirección tomará el cambio?
Los poderosos están aprovechando la crisis para avanzar en el capitalismo del desastre y un nuevo autoritarismo, otorgándose la expansión de los poderes policiales y militares, y apresurándose en los proyectos extractivos. Muchos gobiernos están aprovechando la oportunidad para imponer medidas draconianas, vigilar a la población, socavar los derechos de los trabajadores y trabajadoras, reprimir los derechos de los pueblos indígenas e instituir una vigilancia generalizada. En las peores situaciones, los agentes represivos están aprovechando el momento de inestabilidad política para reprimir violentamente la disidencia, legitimar el racismo, el fundamentalismo religioso y avanzar en las fronteras mineras depredadoras, y ejecutar a los defensores de la tierra.
Pero la crisis de la que se aprovechan también ofrece una oportunidad para que nuestros movimientos configuren el futuro emergente. Nuestros movimientos conocen el camino a seguir, el tipo de mundo que necesitamos construir. En todo el mundo, la gente se está dando cuenta de que nuestro sistema económico dominante no satisface las necesidades de la gente. Están viendo claramente que las corporaciones y el mercado no nos salvarán. Están notando que cuando una crisis se toma en serio, los gobiernos son capaces de tomar medidas audaces y movilizar enormes recursos para enfrentarla. Los límites de lo posible pueden ser radicalmente sacudidos y reescritos. En pocas semanas, las propuestas de política largamente reclamadas en muchos contextos (el fin de los desalojos, la liberación de las presas y presos, la redistribución económica audaz, por nombrar sólo algunas) se han convertido en respuestas de sentido común.
Estamos viviendo un momento político convulso, pero muy fértil. Nuestro mundo se ha visto obligado a ser solidario por un virus que ignora todas las fronteras; nuestra profunda interdependencia nunca ha sido más innegable.
En una crisis así, repensar y reimaginar nuestro modelo económico es ineludible. Las soluciones resistentes y basadas en la justicia no sólo son posibles, sino que son la única solución real.
Ahora está claro que necesitamos una respuesta de solidaridad, equidad y cuidado, con una inversión pública masiva que ponga a las personas y al planeta en primer lugar, y no a las industrias contaminantes y a los especuladores. Las recuperaciones justas y los nuevos acuerdos mundiales y nacionales para construir una economía regenerativa, distributiva y resistente son necesarios y cada vez más factibles desde el punto de vista político.
La lucha por una nueva normalidad
No volveremos a una normalidad en la que el sufrimiento de muchos asegura los lujos de pocos. Mientras que los políticos presionarán para una rápida reanudación del status quo, no podemos volver a la normalidad, como han afirmado los movimientos sociales, cuando esa normalidad estaba matando a la gente y al planeta.
Nuestros movimientos de justicia climática están en una situación peligrosa y prometedora. La urgencia del colapso climático ha pasado desapercibida, incluso cuando la violencia climática es implacable, expresada más recientemente en tormentas devastadoras en todo el Pacífico, incendios forestales en China y lluvias torrenciales en Colombia. A menos que aprovechemos este momento político, la acción climática quedará en un segundo plano, y las economías del Norte se verán revitalizadas con inversiones sucias que profundizan la crisis climática. Debemos estar atentos y perseverar para asegurar que la solución de la crisis climática sea el frente y el centro de los rescates, y de los programas para asegurar la resiliencia de la sociedad y de todos los pueblos.
Nuestros movimientos tienen una experiencia que es invaluable en este momento. Si bien COVID-19 y la crisis climática pueden tener diferentes causas directas, sus causas fundamentales son las mismas: la dependencia del mercado, la incapacidad del Estado para hacer frente a las amenazas a largo plazo, la ausencia de protección social y un modelo económico general que protege las inversiones sobre las vidas y el planeta. El mismo sistema extractivista que extrae, quema y destruye los ecosistemas, es el que permite la propagación de patógenos peligrosos. Las soluciones a las crisis de COVID-19 y del clima son las mismas: solidaridad, redistribución, colaboración, equidad y protección social. Es nuestra oportunidad y responsabilidad unir los puntos, y usar este momento político para enfrentar el poder corporativo, y construir una sociedad más justa y sostenible.
Los horizontes que podemos reivindicar
La pandemia ha cambiado el juego. Tenemos los recursos para construir un modelo económico que no destroce el planeta y que provea para todos y todas. Tenemos la oportunidad de recuperarnos de esta crisis de una manera que construya nuestra resistencia y fortalezca nuestra dignidad como sociedades. Ahora es nuestro momento para reclamarlo.
Como organizaciones de la Campaña Mundial para exigir justicia climática exigimos una respuesta audaz a la pandemia COVID-19 que ayude simultáneamente a abordar la crisis climática más amplia y a transformar el sistema económico desigual que ha dado lugar a ambas.
Exigimos que los gobiernos:
1. Prioricen la salud y el bienestar de las personas. La gente debe siempre primar sobre el beneficio, porque una economía no vale nada sin su gente. Nadie es desechable. Financiar y dotar de recursos a los servicios y sistemas de salud, asegurando la atención para todas, sin excepción. Los gobiernos también deben dar prioridad a una inversión sólida en otros servicios públicos esenciales, como la vivienda, el agua, los alimentos y el saneamiento. Estos servicios no sólo son esenciales para frenar la propagación de enfermedades a largo plazo, sino que son fundamentales para la obligación de los gobiernos de respetar, proteger y cumplir los derechos humanos sin exclusión. Por lo tanto, no deben privatizarse y, en cambio, deben gestionarse de manera equitativa y responsable ante la gente.
2. Garantizar la protección de las poblaciones marginadas. Proporcionar ayuda, protección social y socorro a las poblaciones rurales y a las familias que las componen, que están en la vanguardia de la alimentación de nuestro mundo. También debe garantizarse una protección especial de los derechos sociales y humanos de todas las personas que se encuentran en circunstancias vulnerables y precarias, como las que se encuentran en situaciones de desamparo, las personas en prisión, refugiados y migrantes, la gente mayor que recibe atención domiciliaria, las huérfanas y huérfanos y, especialmente, las personas defensoras del medio ambiente, que ahora son asesinadas con mayor frecuencia al amparo de la emergencia de COVID-19.
3. Adoptar medidas económicas y sociales inmediatas para proporcionar socorro y seguridad a todas las personas, en particular a los grupos más vulnerables y marginados de nuestras sociedades. Proteger los derechos laborales y garantizar la protección de todas las trabajadoras y trabajadores, desde la economía formal a la informal. Reconocer, visibilizar y valorar el trabajo de cuidado, la verdadera labor que nos sostiene durante esta crisis. Los gobiernos deben reorientar los fondos públicos lejos de la industria de los combustibles fósiles, el complejo militar-industrial y las empresas privadas, y utilizarlos en su lugar para garantizar el acceso a la energía limpia, el agua y los servicios públicos importantes para el bienestar de las comunidades. Los gobiernos también deben transformar la fiscalidad, suprimiendo los paraísos fiscales para las empresas multinacionales que socavan los ingresos, y suprimir el impuesto sobre el valor añadido y los impuestos sobre bienes y servicios para los productos básicos.
4. En línea con las demandas anteriores – también pedimos una cancelación inmediata e incondicional de la deuda, ya que la suspensión temporal del pago de la deuda sólo agrega cargas de deuda más tarde/mañana/ a más largo plazo. Detener los pagos de la deuda que vencen en 2020 y 2021 sin acumulación de intereses ni penalidades, de modo que los fondos puedan ser utilizados para los servicios de salud para combatir la COVID19 y para la asistencia económica a las comunidades y personas que están enfrentando mayores dificultades frente a la pandemia y las respuestas a la misma. También exigimos que se inicie de inmediato un proceso internacional independiente para abordar la deuda ilegítima e insostenible y las crisis de la deuda.
5. Apoyar una transición y recuperación justas a largo plazo para salir de esta crisis, y aprovechar la crisis como una oportunidad para pasar a economías resistentes al clima y post-carbono. No podemos permitirnos rescates que simplemente llenen los bolsillos de las empresas o rescaten industrias contaminantes incompatibles con un planeta vivo. Más bien, necesitamos una recuperación económica que cree resiliencia, repare las injusticias, restaure nuestros ecosistemas y conduzca una disminución controlada de los combustibles fósiles y una transición orientada a la justicia hacia una economía justa y sostenible. Los gobiernos deben dar prioridad a los programas económicos que ofrezcan empleos dignos y decentes en la economía asistencial, los proyectos de restauración ecológica, la agroecología, la energía renovable descentralizada y otros sectores de cero carbono necesarios para un mundo justo desde el punto de vista climático.
6. Rechazar los esfuerzos por impulsar las llamadas “reformas estructurales” que sólo sirven para profundizar la opresión, la desigualdad y el empobrecimiento , incluso por parte de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que pueden utilizar la pandemia para impulsar esquemas en el Sur Global bajo el pretexto de “acortar el tiempo para la recuperación”. Los pilares neoliberales de austeridad, desregulación y privatización – especialmente de servicios esenciales como el agua, la salud, la educación, etc. – han devastado a personas de todo el mundo y son incompatibles con una recuperación justa.
7. Reforzar la cooperación internacional y la solidaridad entre los pueblos. Los problemas mundiales que no respetan fronteras, ya sea la crisis climática o la crisis de COVID-19, sólo pueden tener soluciones cooperativas y equitativas. En un mundo profundamente desigual, la transferencia de tecnología y financiación de los países más ricos a los más pobres es crucial. Los gobiernos deberían facilitar, en lugar de obstaculizar, los esfuerzos de los movimientos populares, los grupos de ciudadanía y las organizaciones de la sociedad civil por establecer vínculos entre las fronteras y los países para apoyarse mutuamente. También exhortamos a los gobiernos a que honren su responsabilidad histórica y dejen de utilizar tácticas que desestimen esa responsabilidad y retrasen una respuesta internacional enérgica, como la retención de fondos de la OMS y otras instituciones en tiempos de crisis.
8. Colaborar en el desarrollo y el acceso irrestricto a las vacunas y a cualquier avance médico de los medicamentos de terapia experimental, guiados por los principios de la cooperación internacional y la libre distribución.
9. Cesar inmediatamente los proyectos de extracción, desde la minería hasta los combustibles fósiles y la agricultura industrial, incluidos los proyectos extraterritoriales emprendidos por empresas con sede en su país, que están acelerando las crisis ecológicas, invadiendo los territorios indígenas y poniendo en peligro a las comunidades.
10. Rechazar todo intento de eximir de responsabilidad a las empresas e industrias. A los actores que son responsables, de tantas maneras, de esta crisis multifacética y del sistema roto no se les puede conceder absolutamente ningún resquicio que les permita escapar a la responsabilidad de sus abusos en su país y en todo el mundo.
Organizaciones firmantes:
Global & Regional
1. 350.org
2. Asian Peoples Movement on Debt and Development
3. Corporate Europe Observatory
4. Econexus
5. Friends of the Earth International
6. Gastivists
7. Green Climate Campaign Africa (GCCA)
8. Indigenous Environment Network
9. International Network of Women Engineers and Scientists
10. International Oil Working Group
11. Oil Change International
12. SERR – SERVICIOS ECUMENICOS PARA RECONCILIACION Y RECONSTRUCCION
13. Society for International Development (SID)
14. Third World Network
15. War on Want
16. Womankind Worldwide
17. Women’s Earth and Climate Action Network (WECAN)
18. WoMin African Alliance
Africa
1. Corporate Accountability and Public Participation (CAPPA) Nigeria
2. Uganda National Health User’s / Consumers Organisation (UNHCO)
3. Nkumba University School of Sciences(NUSCOS)
4. Health of Mother Earth Foundation, Nigeria
5. Alliance for Empowering Rural Communities (AERC-Ghana)
6. GenderCC S.A. – Women for Climate Justice
7. African Women’s Development and Communication Network – FEMNET
8. Parliamentary Forum on Climate Change Uganda
9. Vision for Alternative Development (VALD) Ghana
10. AbibiNsroma Foundation (ANF) Ghana
11. Regional Center for International Development Cooperation (RCIDC) Uganda
Asia
1. Agriculture and Forestry Research & Development Centre for Mountainous Regions, Vietnam
2. Amihan National Federation of Peasant Women in the Philippines
3. Asha Parivar
4. Asia Pacific Forum on Women, Law and Development (Thailand)
5. Bangladesh indigenous women’s network
6. CLEAN (Coastal Livelihood and Environmental Action Network), Bangladesh
7. Climate Watch Thailand
8. Consumers Association of Penang, Malaysia
9. Dibeen Association for Environmental Development (Jordan)
10. Energy and Climate Policy Institute for Just Transition(ECPI), South Korea
11. Friends of the Earth Malaysia
12. Growthwatch, India
13. Legal Rights and Natural Resources Center-Kasama sa Kalikasan/FoE Phil
14. Oriang Women’s Movement Philippines
15. Philippine Movement for Climate Justice
16. PROGGA (Knowledge for Progress), Bangladesh
17. Roshni Tariqiyati Tanzeem (Pakistan)
18. Sanlakas Philippines
19. Socialist Party (India)
20. Sukaar Welfare Organization-Pakistan
21. Sustainable Development Foundation: Thailand
22. The Centre for Social Research and Development (CSRD), Vietnam
23. United Mission to Nepal
24. We Women Lanka (Sri Lanka)
25. Women Network for Energy and Environment (WoNEE), Nepal
Europe
1. 2degrees artivism (Portugal)
2. Asamblea Antimilitarista de Madrid (Spain)
3. ATTAC España
4. Berkshire Women’s Action Group
5. BUNDjugend/Young Friends of the Earth Germany
6. CèNTRIC gastro · El Prat de Llobregat · Barcelona
7. CIDES (España)
8. Climáximo (Portugal)
9. Desarma Madrid (Spain)
10. Eco Justice Valandovo, North Macedonia
11. Ecologistas en Acción (Spain)
12. Entrepueblos/Entrepobles/Entrepobos/Herriarte
13. Extinction Rebellion Berlin-Südind Worldwide
14. Extinction Rebellion Bizkaia
15. Extinction Rebellion Cantabria
16. Extinction Rebellion Gipuzkoa
17. Extinction Rebellion Norway
18. Extinction Rebellion Switzerland
19. Fabricants de Futur – no flag no frontier
20. Frack Free Sussex
21. Frack Off London
22. Friends of the Earth Sweden/Jordens Vänner
23. Global Justice Now
24. Guelaya Ecologistas en acción Melilla (Spain)
25. Instituto De Estudios de la Tierra (España)
26. Instituto por la Paz y la Ecologia (España)
27. Limity jsme my (Czech Republic)
28. Madrid Agroecológico (Spain)
29. Mujeres de Negro contra la Guerra – Madrid (Spain)
30. Notre Affaire à tous (France)
31. Observatori del Deute en la Globalització (Catalunya)
32. On est prêt (France)
33. Ozeanien-Dialog
34. Programa radiofónico Toma la Tierra, Madrid
35. Rebelion contra la Extincion – Extinction Rebellion Spain
36. Share The World’s Resources (STWR)
37. Transition Edinburgh
38. UK Youth Climate Coalition
39. Weald Action Group
40. WhatNext?
41. WIDE – Network for Women´s Rights and Feminist Perspectives in Development (Austria)
42. Young Friends of the Earth Macedonia, North Macedonia
North America
1. 350 Triangle, North Carolina
2. ActionAid USA
3. Berks Gas Truth
4. Better Path Coalition
5. Center for Biological Diversity
6. Center for International Environmental Law (CIEL)
7. Corporate Accountability
8. Council of Canadians, Peterborough and Kawartha
9. Earth Ethics, Inc.
10. Earth in Brackets
11. Earthworks
12. EcoEquity
13. EnGen Collaborative
14. Environmental Justice Coalition for Water
15. Extinction Rebellion Centre Wellington, Ontario
16. Fannie Lou Hamer Institute
17. Frack Free New Mexico
18. Friends of the Earth Canada
19. Friends of the Earth U.S.
20. Fund for Democratic Communities
21. Global Resilience
22. Good Food Jobs
23. Harrington Investments, Inc
24. Hawai’i Institute for Human Rights
25. Indigenous Environmental Network – Turtle Island
26. Institute for Policy Studies Climate Policy Program
27. People for a Healthy Environment, New York
28. Peterborough Pollinators
29. Religious of the Sacred Heart of Mary NGO
30. Resource Generation
31. Rising Tide Chicago
32. Sane Energy Project, New York
33. Sisters of Charity Federation
34. Stand.earth
35. Sunflower Alliance
36. SustainUS
37. The Climate Mobilization
38. The Climate Mobilization Mont Co Md.
39. The Global Citizens’ Initiative
40. The Leap
41. The Oakland Institute
42. The Restaurant Opportunities Centers United (ROC UNITED)
43. Unitarian Universalist Ministry for Earth
44. United for a Fair Economy
45. Weaving Earth, Center for Relational Education
46. WildEarth Guardians
South America
1. CENSAT Friends of The Earth Colombia
2. Centro de Ciências e Tecnologia para a Soberania, Segurança alimentar alimentar e nutricional a o Direito Humano à Alimentação e Nutrição /adequadas . Nordeste. Brasil
3. Centro Nicaragüense de Conservación Ambiental-CENICA
4. Critical Geography Collective, Ecuador
5. Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer, Argentina
6. IEASIA – UFPE. Brasil
7. ODRI Intersectional rights – Office for the Defence of Rights and Intersectionality
8. Plataforma Boliviana frente al Cambio Climático//Bolivian Platform on Climate Change
9. The Democracy Center
10. Union of Peoples Affected by Texaco
Oceania
1. Friends of the Earth Australia
2. Hawai’i Institute for Human Rights
3. Oceania Human Rights
Unknown
1. CNS