A 4 años del asesinato de Berta Cáceres, las políticas extractivistas de Honduras mantienen en grave riesgo a las poblaciones indígenas
Honduras representa un territorio en constante resistencia; un país que asumió la lucha y la resiliencia como componente elemental para la defensa de los derechos humanos y la democracia. Ante las constantes y múltiples amenazas a sus territorios, cuerpos, patrimonios e identidades, la defensa de derechos humanos, del agua y de la tierra es una labor obligada que suele conllevar nuevos y profundizados riesgos.
En la historia de Honduras, y del mundo, el asesinato de la defensora y lideresa indígena lenca Berta Cáceres, sin duda, representa un hito que dio cuenta de los graves patrones de violencia perpetrados impunemente contra las personas defensoras en la región latinoamericana y que colmó a la sociedad de indignación y un renovado anhelo de justicia.
A 4 años de su asesinato; sin embargo, el Estado de Honduras continúa priorizando sus intereses extractivos sobre el respeto, la protección y garantía de los derechos humanos de la población. Para 2019, había al menos 137 concesiones mineras y de producción de energía e hidrocarburo otorgadas en territorios indígenas. Ahora, el Estado pretende discutir un proyecto de Ley de Consulta Previa, Libre e Informada que, según han denunciado los pueblos indígenas y afroindígenas, facilitaría la instalación de grandes proyectos extractivos en sus territorios e incrementaría la violencia y la violación de los derechos humanos de los pueblos.
Ante la oposición legítima de las poblaciones a esta política estatal, la respuesta del gobierno se ha caracterizado por la represión a la protesta social mediante el uso excesivo de la fuerza, los ataques, la criminalización. Los asesinatos, hostigamiento y persecución contra miembras de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH), las amenazas y ataques contra comunidades indígenas lencas organizadas del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), la criminalización de defensoras del agua en Guapinol así como defensores de la tribu Tolupán, dan cuenta de estos riesgos. Incluso en esta misma semana se ha instalado una campaña en redes sociales y medios de comunicación nacionales que busca difamar y estigmatizar la labor del COPINH y organizaciones nacionales e internacionales que acompañan su búsqueda de justicia.
En el cuarto aniversario de la siembra de Berta Cáceres, no ha habido justicia. Aunque el pasado mes de diciembre se dictaron las condenas en contra de los autores materiales de su asesinato, la estructura criminal responsable de planificar y financiar el crimen, continúa en absoluta impunidad. A la fecha, tan solo David Castillo, gerente general de la empresa Desarrollos Energéticos S.A. (DESA) ha sido investigado por la autoría intelectual del asesinato y su proceso se ha caracterizado por dilaciones que han impedido avanzar hacia su juzgamiento.
La clara intención del Estado de perpetuar la impunidad, en connivencia con grupos de poder empresariales y militares, no ha detenido la digna y legítima lucha por justicia que han emprendido el COPINH, los pueblos indígenas y afro indígenas, el movimiento social y popular de Honduras, el pueblo hondureño y la familia de Berta Cáceres.
Con su alegre rebeldía, la resistencia de los pueblos es inspiración para quienes, desde distintas trincheras, buscamos mantenernos firmes ante los distintos embates de la desigualdad que no cede.
Así, este 02 de marzo, organizaciones nacionales e internacionales que monitoreamos la situación de derechos humanos en Honduras conmemoramos la vida y la lucha de Berta Cáceres que, como aseguran las comunidades, se ha multiplicado en las voces de millones alrededor del mundo.
Al tiempo, denunciamos que el Estado de Honduras sigue en deuda, no sólo en el caso de la defensora lenca Berta Cáceres, sino en los casos de todas las personas defensoras asesinadas, violentadas y criminalizadas que al día de hoy no han conseguido justicia. Garantizar la investigación, juzgamiento y sanción de todas las personas responsables del asesinato de Berta Cáceres es una obligación del Estado de Honduras y debe ser también un paso firme hacia la ruptura de la impunidad sistemática que ahoga al país, y así garantizar la no repetición de estos hechos contra personas defensoras de derechos humanos.
Reconocemos y respaldamos la legítima labor de defensa de derechos y la búsqueda de justicia que ejerce el COPINH, organización que, a cuatro años de la siembra de su lideresa, se alza fuerte, y con firmeza y dignidad hace frente a los embates que desde distintos frentes buscan acabar con su lucha.
Sostenemos también que la articulación de organizaciones locales e internacionales, que monitoreen y levanten la voz ante las violaciones de derechos humanos que ocurran en el país, es fundamental para hacer frente a contextos tan adversos. Así, reafirmamos una vez más nuestro compromiso de continuar vigilantes hasta avanzar hacia la garantía del respeto de los derechos humanos en Honduras.
En esta nueva conmemoración de la siembra de Berta Cáceres, enviamos nuestra solidaridad y abrazo a su familia, a las comunidades del COPINH, al movimiento feminista y al pueblo hondureño, y reiteramos que justicia para Berta es justicia para los pueblos.
Centro de Derechos de Mujeres (CDM)
Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL)
Entrepueblos
Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ)
FIDH, en el marco del Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos
Fondo de Acción Urgente de América Latina y el Caribe (FAU- AL)
Foro Honduras Suiza
Front Line Defenders
Fundación Acceso
Guatemala Human Rights Commission – USA
Honduras Delegation – Alemania y Autria
Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras)
Latin America Working Group (LAWG)
Oficina Ecuménica por la Paz y la Justicia – Alemania
Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT), en el marco del Observatorio para la protección de los Defensores de Derechos Humanos
Protection International
Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras