Noticias relacionadas con nuestros proyectos de Cooperación en Centroamérica, Ecuador y Perú así como nuestras actividades por toda España y nuestros proyectos de Educación Emancipatoria.

Informe de Entrepueblos en tiempos del COVID

LA DISTANCIA NO SIEMPRE ES EL OLVIDO. INFORME ENTREPUEBLOS EN TIEMPOS DEL COVID

“¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón”, Fito Páez

(A los miles de corazones que durante estas semanas nos han mostrado que no está todo perdido)

 

Estimadas amigas y amigos de Entrepueblos:

PRESENTACIÓN

Hemos atravesado más de dos meses de una experiencia inédita en nuestras vidas y en nuestra humanidad. Un largo paréntesis en la “normalidad”, para enfrentar el desafío de esta nueva pandemia (prevista, pero no prevenida) del COVID-19, con sus consecuencias sociales, culturales, psicológicas y de todo tipo, cuyo alcance aún es pronto para dimensionar con precisión. Durante todas estas semanas los estados de ánimo y las expectativas, personales y colectivas, han ido evolucionando. Ahora estamos en ese momento agridulce en que, por un lado, se abren las perspectivas de un reencuentro físico con las calles, con los paisajes y con los afectos sociales, pero a la vez también salimos a la intemperie de lo que nos depare un futuro lleno de incertidumbres en los diferentes ámbitos de nuestras vidas.

Esta crisis del COVID-19 hay que entenderla como un episodio más de la crisis global, una historia cuyo inicio podríamos situar en la recesión de 2008, que tuvo como telón de fondo el pico del petróleo. En otras palabras, estamos hablando del agotamiento del modelo de crecimiento y globalización capitalista. Una crisis multifacética (ecológica, económica, social, política, cultural,, energética, etc.), en que la economía global deambula en altibajos (cada vez menos “altos” y cada vez más “bajos”). Y de la que, seguro, no tardaremos en ver más capítulos. Por ejemplo, tal vez este próximo verano con olas de calor inusuales.

Como llevan señalando desde hace décadas cada vez más voces, una salida humanamente aceptable de esta crisis demanda el cambio profundo e integral de modelo de sociedad y cultura. Para evitar la otra posible salida, la humanamente inaceptable, urge un mayor protagonismo social. Ese tipo de cambios no van a surgir de los grandes poderes económicos, sino a pesar de ellos. Tampoco por iniciativa de las instituciones políticas (ni siquiera de las que están gestionadas por grupos o personas más críticas). Requieren impulsos desde abajo, basados en la reconstrucción de comunidad, desde lo local con conciencia de ciudadanía global.

En todos los continentes un enjambre de personas, comunidades, organizaciones y movimientos vibran en la misma onda de empujar los cambios necesarios desde sus territorios. Una red extensa en defensa de la vida y de la justicia social de la que queremos sentirnos parte.

Por eso, cuando a continuación os presentamos las actividades que Entrepueblos y nuestras organizaciones aliadas de aquí y de América Latina/Abya Yala estamos impulsando en este contexto, lo hacemos no solo con la finalidad de rendiros cuentas para que sepáis en qué se traduce vuestro apoyo, sino también para reflejar el movimiento de esta comunidad global, aunque solo sea una pequeña parte de ella: la que se mueve en los alrededores de una pequeña organización como la nuestra.

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NUESTRO TRABAJO EN RED CON MOVIMIENTOS IBÉRICOS Y EUROPEOS

Desde el primer momento del confinamiento quisimos hacer nuestra pequeña aportación a esta reflexión y acción colectiva, al menos entre los sectores sociales cercanos de nuestro país y de América, con diversas actividades que agrupamos bajo el lema de “para no volver a la normalidad”. Particularmente destacamos las dos principales video-conferencias realizadas, que a día de hoy han tenido más de 12.500 visualizaciones en conjunto, cuyas grabaciones podéis consultar:

La pandemia del Covid-19, ha afectado a 195 países, y ha llevado al confinamiento de más de una tercera parte de la humanidad. Nos muestra que somos un solo mundo, que no somos inmunes a cualquiera de los impactos de este sistema económico en los ecosistemas y en la salud de las personas en cualquier otro lugar del mundo. Es decir, nos ha hecho más patentes las vulnerabilidades de nuestro modo de vida y los límites del crecimiento económico. No hay soluciones nacionales y al mismo tiempo las soluciones pasan por la relocalización de gran parte de nuestras actividades. Es decir, por una soberanía internacionalmente comprometida y solidaria.

Por eso, junto a otras organizaciones y a algunas coordinadoras de organizaciones de cooperación hemos querido salir al paso del discurso del “primero lo nuestro”, sostenido con diferentes argumentos desde la extrema derecha hasta los medios de comunicación e incluso por administraciones “progresistas”. Estamos haciendo un seguimiento de las reacciones de las diferentes instituciones respecto a la gestión de la cooperación durante este período de alarma, en el corto plazo, y sobre todo los indicios que dichas administraciones van apuntando respecto al futuro de las políticas de cooperación a medio y largo plazo. No hay espacio aquí para entrar al detalle de estas reacciones, porque son extremadamente variadas. Pero no cabe duda de que, con el inicio de la desescalada nos espera un periodo muy intenso, ya que nos toca sostener las dificultades, precariedades y graves tensiones que viven nuestras organizaciones y comunidades aliadas en América Latina (ahora en pleno auge de la pandemia) y, al mismo tiempo, las exigencias, rigideces y presiones de la maquinaria administrativa de nuestras instituciones públicas.

En el terreno de la intervención social hemos tratado de participar y/o apoyar algunas causas que se han levantado en medio del confinamiento y que coinciden con los temas que veníamos trabajando.

  • Estamos apoyando la campaña por un Plan de Choque Social iniciativa desplegada desde los primeros días del estado de alarma desde una coalición de más de 200 organizaciones sociales y sindicales, que tiene como objetivo plantear una serie de propuestas urgentes en diferentes planos económicos y sociales, para hacer efectiva la frase “que nadie se quede atrás” para “proteger a la mayoría de la sociedad desde la solidaridad, la organización colectiva y la movilización”, exigiendo “una salida de esta crisis sanitaria, social, de cuidados, climática, ecológica y económica que ponga la vida en el centro y no los beneficios de las grandes empresas”, reclamando cosas como la defensa de los servicios públicos o la Renta Básica Universal e Incondicional.
  • Después de las masivas movilizaciones del 8 de Marzo, los movimientos feministas han respondido a las consecuencias de la crisis del COVID de forma apegada a los territorios, desde ahí estamos participando, vinculándonos en diversas de sus iniciativas y demandas. Al momento de escribir este texto, se está lanzando una campaña del propio Plan de Choque Social, a iniciativa de un incipiente eje de feminismos, dirigido a las redes de apoyo vecinales para que estén en alerta y puedan dar acompañamiento a las mujeres en situación de violencias, pero también para reclamar recursos de atención pública contra estas violencias machistas, que se han recrudecido al amparo del confinamiento.
  • Dando continuidad a nuestro apoyo a la organización de las trabajadoras del hogar y los cuidados, (en cuyo II CONGRESO “Juntas Transformamos desde la acción ¿y Tú?, celebrado el pasado diciembre en Madrid, colaboramos con la gira de una compañera de la Red de Trabajadoras Domésticas de Honduras a petición de Plataforma por Honduras en Madrid y a Mujeres Migrantes Diversas de Barcelona), colaboramos la organización de un encuentro internacional virtual, el 3 de mayo entre diferentes asociaciones de trabajadoras del hogar y los cuidados del Estado español y de Honduras “Por la dignificación del trabajo del hogar y los cuidados. Atravesando fronteras y acuerpando luchas». Al mismo tiempo que hemos difundido la campaña “Yo apoyo el reconocimiento de plenos derechos para las trabajadoras de hogar y cuidados, también en la crisis sanitaria” para reivindicar los derechos de este invisibilizado colectivo, demandando medidas “sin excluir a las más de 200.000 personas que trabajan sin contrato”.
  • Nos hemos unido a la iniciativa ciudadana Regularización Ya, una demanda urgente por la regularización permanente y sin condiciones de todas las personas migrantes y refugiadas ante la emergencia sanitaria, como hizo por ejemplo el gobierno de Portugal, demandando una solución integral, inclusiva y humana a los retos sociales y económicos de este colectivo ciudadano. Apoyamos la realización del Encuentro virtual estatal “¿Quiénes son lxs trabajadorxs de este 1º de mayo? Demandas desde los márgenes”, con portavoces de trabajadoras del hogar y los cuidados, de vendedores y vendedoras ambulantes, de jornaleros y jornaleros del campo y de trabajadoras sexuales. Y en el mismo ámbito, hemos apoyado la iniciativa “No retomar el internamiento en los CIE cuando acabe la pandemia”, junto a más de 130 organizaciones.
  • Desde su inicio Entrepueblos ha estado implicada con los nuevos movimientos surgidos por la emergencia climática y ecológica. Durante este tiempo de confinamiento hemos participado en la Acción Global por el Clima , convocada por Fridays for Future, 2020 Rebelión por el Clima y Alianza por el Clima, con la proyección de mensajes, imágenes y sombras desde los balcones, demandando una salida a la crisis sanitaria que ponga en el centro al planeta y a las personas y tenga en cuenta criterios de justicia social y climática. Y ahora mismo se está preparando una jornada de acciones descentralizadas de calle presenciales para el próximo 5 de junio, día el medio ambiente.
  • Una de las principales lecciones que nos plantea la crisis del COVID es la revalorización de la soberanía alimentaria. En el futuro inmediato que nos espera será más evidente la necesidad de políticas que favorezcan “el cumplimiento del Derecho a la Alimentación basado en productos sanos, nutritivos, sostenibles y sin tóxicos”, dejando atrás los modelos agroindustriales y globalizados. Como sabéis, Entrepueblos lleva años trabajando en esta línea, por eso nos hemos implicado en varias iniciativas locales y apoyamos la campaña SOS Campesinado en la que ,”ante la falta de respuesta clara del gobierno central, más de 700 organizaciones reclamamos soluciones concretas a todos los problemas derivados del estado de alarma para la pequeña agricultura, aportando soluciones muy concretas y posibles de aplicar en el contexto de crisis sanitaria”.
  • En el plano internacional promovimos un comunicado público de la Red EU-LAT (red europea de organizaciones de cooperación con América Latina) dirigido a las instituciones europeas sobre la necesidad de mantener la defensa de derechos humanos, económicos: “Defender los derechos humanos en tiempos de crisis” . Y en estos momentos también estamos preparando un llamamiento para hacernos portavoces de las comunidades indígenas y campesinas frente a los atropellos que están enfrentando en su seguridad y en sus territorios, por parte de las empresas de proyectos extractivos (minería, madereras, represas, monocultivos, etc.).
  • Y en cuanto a la red europea contra los Tratados de Comercio e Inversión (TCI), se planteó la necesidad de una Moratoria de los TCI impulsada por 300 organizaciones nacionales e internacionales exigiendo que los ministros de comercio y la OMC que suspendan todas las negociaciones de tratados comerciales y de inversiones durante el brote del COVID-19  y se concentren en garantizar el acceso a suministros médicos y en salvar vidas. Así como resaltar como estos tratados, más que una solución, son claramente el origen de problemas como esta pandemia.

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EN AMÉRICA LATINA/ABYA YALA

En nuestra anterior crónica de finales de abril, “Seguimiento de Entrepueblos sobre la crisis del COVID-19”, ya empezamos a dar cuenta de las denuncias y alertas que estaban surgiendo desde los movimientos y organizaciones sociales de América Latina ante a las políticas de los gobiernos para enfrentar el COVID-19: en defensa de los derechos y libertades públicas frente a las políticas autoritarias; en defensa los derechos sociales y de los servicios públicos y contra las medidas de ajuste estructural y la deuda externa; contra el confinamiento patriarcal, que deja el peso de la crisis en el trabajo de reproducción de las mujeres, y las encierra con sus agresores; en defensa del derecho a la alimentación y la soberanía alimentaria, etc.

En estos momentos, con las mismas situaciones y tendencias prolongadas durante todas estas semanas, y con el debate sobre la próxima “reactivación” a la vista, son innumerables las campañas e iniciativas que han surgido de los movimientos sociales y de los pueblos en los diferentes ámbitos, en las que se han implicado las organizaciones y los proyectos con las que cooperamos.

A continuación, hacemos un breve repaso resumido, agrupado por temáticas. Pero para quien quiera tener más información, acompañamos un informe más detallado por países, elaborado por las y los cooperantes de Entrepueblos en colaboración y/o con las organizaciones locales.

FEMINISMOS

En Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Ecuador y Perú, desde los movimientos feministas y algunas organizaciones mixtas, desde organizaciones y proyectos en los que coopera Entrepueblos, se está llevando a cabo un trabajo intenso en diferentes ámbitos:

  • Visibilizar el aumento de las violencias machistas contra las mujeres en el marco de la crisis por COVID 19 exigiendo respuestas de los sistemas de atención públicos. En Ecuador la organización Geografía Crítica creó un mapeo colaborativo con espacios de respuesta a la violencia machista.
  • Casas refugio e iniciativas de apoyo e información a mujeres víctimas de violencia, apoyo psicoemocional y jurídico. Programas de salud mental a través de medios locales
  • Asesoría legal a mujeres despedidas o suspendidas de sus puestos de trabajo.
  • Redes de apoyo mutuo y comunitario para enfrentar vulnerabilidades y violencias.
  • Mujeres indígenas brindan información en idiomas propios sobre cómo prevenir y atender a emergencia a través de la medicina ancestral, usando los bienes propios de cada territorio.
  • Visibilización de la vulnerabilidad especial de trabajadoras domésticas, mujeres con VIH, mujeres con discapacidad, mujeres retornadas y migrantes, adolescentes, embarazadas/víctimas de abusos sexuales, y mujeres de la tercera edad, trabajadoras sexuales, colectivos LGTBI,
  • Cajas de resistencia para trabajadoras domésticas.
  • Campañas en favor de reparto igualitario de tareas y cuidados durante emergencia.

⬇️ PUEBLOS INDÍGENAS Y DEFENSA DEL TERRITORIO y SOBERANÍA ALIMENTARIA

Los pueblos indígenas de Abya Yala, ya se trate de los pueblos mayas de Centroamérica, los pueblos andinos o los amazónicos, se han movilizado con líneas de acción bastante comunes,

  • Autogestión de las comunidades en sus territorios con cierre de accesos a ríos y carreteras y control de la circulación mediante las guardias comunitarias. Uso de medios locales para posicionar información clave y fortalecer a portavoces locales.
  • Conformación de comités de emergencia comunitarios; campañas de información y prevención en lenguas originarias; generación de un protocolo sanitario para el manejo de la pandemia en territorios indígenas siguiendo recomendaciones de la OMS y de la OPS.
  • Cuidado del territorio y bienes comunes, vigilancia de actividades extractivas a partir de apps, levantamiento de información de lo que ocurre en territorios a nivel nacional. Y en algunos casos exigencia de moratorias a los proyectos extractivos.
  • Fortalecer redes de comercialización directa campo ciudad. Fortalecer la soberanía alimentaria. Fondos solidarios de apoyo en la población indígena urbana.

En Guatemala se está conformando un Frente Campesino. A iniciativa de 4 organizaciones de base (Comité de Unidad Campesina, Comité Campesino del Altiplano, Nuevo Día y la Unión Verapacense de Organizaciones Campesinas), al que se van sumando más organizaciones. El objetivo es participar activamente en la reactivación de la economía campesina, indígena y ancestral, así como defender los derechos del campesinado y los pueblos originarios a la tierra y el territorio. Ha elaborado una Propuesta campesina, que se ha presentado ya al gobierno, con 11 demandas concretas.

En El Salvador, el movimiento campesino está demandando la aprobación de ley general de aguas y la ley de soberanía alimentaria, que llevan años atascadas en la Asamblea Legislativa, y se organiza para:

  • Respaldar a juntas de agua comunitarias para solicitar retraso en el pago de energía eléctrica.
  • Distribuir de alimentos a comunidades y sectores más excluidos.
  • Entrega de paquetes agrícolas bajo un nuevo enfoque agroecológico.
  • Reclamar un Plan de reactivación del sector agropecuario que incluya: créditos con intereses bajos, garantizar la tenencia de la tierra, recuperación de suelos, instalación de centros de acopio de granos básicos, exoneración del IVA a insumos para la producción agrícola.

DERECHOS HUMANOS

En prácticamente todos los países, tanto en América Central, como en el área andina, se registran importantes denuncias sobre los abusos en las vulneraciones de varios derechos fundamentales de la población más allá de las medidas estrictamente necesarias para controlar la pandemia, y al amparo de dichas medidas. Frente a estas situaciones, las organizaciones de DD.HH. y de protección a personas defensoras están trabajando en:

  • Seguimiento, activación de protocolos, registro y denuncia de violaciones a DD HH a nivel nacional e internacional. En el caso de Perú, denuncia de la ley de policía aprobada en este contexto. En El Salvador, demandas de inconstitucionalidad sobre algunas medidas legales adoptadas por el gobierno.
  • Denuncias y demandas ante la vulneración por parte de los gobiernos al derecho a la libertad de prensa y acceso a la información.
  • En Honduras, el COPINH y organizaciones de DD.HH. han denunciado que el proceso de Justicia para Berta Caceres está en riesgo por los planes de liberar a los condenados con la excusa del COVID-19, así como la militarización de algunos territorios. Y en Guatemala se denuncia las iniciativas que pretenden sacar de la cárcel a militares condenados y en prisión preventiva por delitos de desaparición forzada, violencia sexual y delitos contra los deberes de humanidad.
  • Denuncias de la criminalización a personas defensoras de DD.HH. y ambientales y asesoría y asistencia jurídica a personas afectadas.
  • Denuncias al ministerio de trabajo por el incumplimiento de derechos laborales y los intentos por restringir derechos laborales. Denuncias sobre la desprotección del personal de salud y otros servicios públicos.
  • En Honduras se ha denunciado también la corrupción en el reparto de recursos de la emergencia a favor de militares y grupos de poder del partido de gobierno.

PERSPECTIVAS POST-COVID

Como empieza a ocurrir también en nuestro país, en los últimos días empiezan a aparecer análisis, reflexiones y propuestas sobre las perspectivas que se abren a la sociedad tras la fase más aguda de la crisis sanitaria.

Acción Ecológica de Ecuador ha estado emitiendo continuamente comunicados y reflexiones sobre las causas subyacentes y las consecuencias de esta pandemia y estos últimos días ha lanzado una “Agenda Ecologista para la Transición”, con la propuesta de un “pacto nacional para establecer condiciones de estabilidad ecológica y climática, que enfrente las contradicciones recuperando la ley de la entropía, como ley límite de la naturaleza que gobierna los destinos de la vida invadida por la ley del mercado”.

En Perú Cooperación ha publicado también un análisis, bajo el título “¿Qué hacer? ¿Qué rumbo tomar?”, que concluye diciendo: “La prioridad de hoy es enfrentar y superar esta enorme crisis de salud pública, pero sin perder de vista los otros males crónicos que están en agenda desde hace tiempo. Como decía un mensaje difundido estas últimas semanas, no podemos regresar a la normalidad porque la normalidad era (es) el problema”.

Imagen destacada “Su riqueza es nuestra pobreza” reza en las pancartas de manifestantes durante una protesta en Buenos Aires pidiendo ayuda para los desfavorecidos en esta crisis profundizada con la Covid-19. REUTERS – AGUSTIN MARCARIAN 

Cajas de resistencia frente a la grave crisis sanitaria y sistémica

Imagen: Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes/Top Manta

Frente a la grave crisis sanitaria y sistémica en la que nos encontramos, son muchas las iniciativas ciudadanas que se han desplegado para la autoorganización, la solidaridad y el apoyo mutuo, especialmente entre los sectores más vulnerabilizados y excluidos de derechos. Desde Entrepueblos queremos hacernos eco de algunas de estas iniciativas que piden nuestro apoyo, aunque sea en la distancia, para hacer crecer las redes y sostener aquellas vidas más precarias y en riesgo. Por eso publicitamos aquí algunas de las cajas de resistencia que se proponen desde varios de estos espacios, con los que de una manera u otra estamos en contacto y conocemos de primera mano o a través de organizaciones aliadas en los diferentes territorios.

No hemos querido priorizar una sola iniciativa, os invitamos a colaborar en aquella(s) con las que os sintáis más llamadas o llamados a apoyar.

¡Todas tenemos derecho a vivir dignamente! 
¡Autoorganización y empoderamiento social!
¡Justicia y derechos para todas!


Asociación Mujeres Migrantes Diversas

Caja Resistencia Trabajadoras del Hogar/Cuidados #cuidaaquientecuida muchas trabajadoras del hogar y los cuidados estamos viviendo grandes injusticias y mayor precarización en nuestras condiciones laborales. Despidos injustificados; falta de pago justo por nuestro trabajo; internamientos en las casas de los empleadores sin respetar las pocas horas libres que ya teníamos; compañeras obligadas a cuidar de personas con positivos sin las mínimas medidas de protección necesarias, lo cual supone un riesgo evidente para nuestra salud y la de nuestras familias.

Como habitualmente ocurre respecto a la invisibilización del trabajo del hogar y los cuidados, las medidas anunciadas por el gobierno no tendrán impacto en nuestros ingresos ni condiciones laborales porque estamos fuera del régimen general.

https://www.gofundme.com/f/caja-deresistencia-trabajadoras-del-hogarcuidados


Sindicato Vendedores Ambulantes Barcelona

#BancoDeAlimentosMantero para aquellos compañeros manteros que, no sólo por el confinamiento del coronavirus, están en situación de precariedad

https://twitter.com/sindicatomanter/status/1241102152476635143


Red de amigos de Torreblanca-Sevilla

Para apoyar en la alimentación a familias del barrio que no tienen ningún recurso económico en estos momentos de cuarentena mientras los servicios sociales están colapsados.

Ponerse en contacto con Red de amigos de Torreblanca. Torreblanca verde grupotar@us.es


València Acull. Red Acoge. Valencia

Está generando un fondo económico que gestionan a través de ayudas directas a personas y familias muy vulnerables  y alto riesgo de exclusión social, que forman parte y que tienen contacto con la asociación. Este apoyo será para necesidades básicas y para que puedan hacer frente a los días tan complicados y difíciles que por los que están pasando. www.valencia-acoge.org    valencia.acull@redacoge.org


Burgos Acoge

Proyecto: “Abre tu ventana por los derechos de las personas migrantes y refugiadas

https://www.redacoge.org/news/es/2020/04/01/0001/abretuventana-por-los-derechos-de-las-personas-migrantes-y-refugiadas


Plataforma Somos Migrantes-Sevilla

#LaSolidaridadComoVacunaAnteElCovid Pedimos colaboración de particulares para el pago del alquiler de personas migrantes cuyos ingresos dependían de la venta ambulante o en semáforos.  Personas que con esta crisis se quedan sin ingresos y, que con una red de apoyo escasa en nuestro país, no tienen otra protección.

Más información en nuestro facebook: @Plataformasomosmigrantessevilla2014


Campaña ayuda para personas trabajadoras de la fresa-Andalucía

La asociación La Carpa ha iniciado una campaña urgente de ayuda a las personas trabajadoras migrantes que recogen la fresa en Huelva.

Podéis saber más sobre la campaña y su evolución en facebook “La Carpa”


Caja de Resistencia  PumaSolidario Sevilla

Solicitan colaboración para que la Casa del Pumarejo, a través de sus colectivos que están realizando intervención social, pueda continuar dando ayudas vitales a personas en situación de vulnerabilidad durante y después de esta crisis sanitaria y social.

https://pumarejo.es/


#DinamizaTuCuarentena. Madrid

Redes de solidaridad y apoyo en los barrios de Madrid, es un portal para encontrar redes de solidaridad y apoyo mutuo vecinal. Fomentar la cultura de la solidaridad vecinal y compartir recursos para dinamizar el tiempo de aislamiento

https://dinamizatucuarentena.wordpress.com/2020/03/25/listado-de-las-redes-de-solidaridad-y-apoyo-de-los-distritos-y-barrios-de-madrid/


Sindicato de Manteros de Madrid

Ante la crisis sanitaria del coronavirus, se habla poco de la crisis de las personas precarias que dejará este estado de alarma. Nuestro colectivo es especialmente vulnerable a esta situación. La Ley de Extranjería no nos deja cotizar, y, si no vendemos no cobramos. Por eso apelamos a la responsabilidad y el apoyo mutuo y os pedimos que apoyéis económicamente una caja de resistencia para poder cubrir las necesidades básicas de la gente del colectivo.

Para cualquier duda o mensaje sobre nuestra campaña puedes escribirnos a nuestro correo sindicato.manteros.madrid@gmail.com


Salud y resiliencia urbana en el barrio del Cementerio. Alicante

El proyecto se centra en la población residente del barrio del Cementerio, la cual presenta elevados índices de pobreza y dependencia. El perfil más vulnerable se refiere a personas de nacionalidad española que llevan residiendo en estos barrios desde hace años, con un nivel de formación bajo, un escaso poder adquisitivo y una baja calidad de vida.

https://ca.goteo.org/project/salud-y-resiliencia-urbana

https://www.goteo.org/project/emergencia-social-en-el-barrio-del-cementerio


Caja de Resistencia Urgente – Bilbo

Varias colectividades de Bilbo, han creado  una caja de resistencia para afrontar  esta situación y cubrir las necesidades básicas desde la solidaridad y el hermanamiento.

El objetivo es poder recaudar, en la mayor brevedad posible, la cantidad suficiente para cubrir su supervivencia (de alimentación o de posibilidad habitacional) durante el tiempo que estemos en esta situación de crisis.

Para más información, dudas o aportes nos pueden escribir a la cuenta;  cajaresistencias.bilbo@gmail.com


“Ciutat per a qui l’habita” – Palma

Campaña del colectivo Ciutat per a qui l’habitapara apoyar a una compañera marroquí y su familia #ApoyemosAFátima que sufre de problemas con su vivienda, juicios, multas administrativas… por ser víctima de violencia inmobiliaria y ver vulnerados sus derechos.

CampañaFátima


Mujeres en zona de conflicto necesita tu colaboración

Para mejora de las condiciones de vida y alivio del sufrimiento de las mujeres migrantes ubicadas en los asentamientos chabolistas de Huelva.

https://www.mzc.es/accionsocial/mujeres-en-zona-de-conflicto-necesita-tu-colaboracion-en-los-asentamientos-de-huelva/


Tejido Comunitario desde los márgenes

Organización y lucha comunitaria contra el sistema patriarcal, capitalista, racista y colonial.

Somos un tejido de organizaciones y comunidades feministas migrantes, racializadxs hermanadas con organizaciones feministas y precarias de estos territorios. Y juntas hemos decidido hacer frente a las políticas neoliberales del Estado español.

https://es.gofundme.com/f/tejido-comunitario-desde-los-margenes/donations


Mbolo Moye Doole, plataforma mantera de Bizkaia

Apoyo a 60 personas manteras que no pueden salir a la calle para subsistir. https://www.facebook.com/Mbolomoyedoole/

Una nueva normalidad

Fuente: https://www.oaklandinstitute.org/new-normal

La pandemia COVID-19 expone un sistema económico incapaz de satisfacer las necesidades de la gente y el planeta. Nuestra única solución para hacer frente a esta crisis mundial, que se produce en medio de una devastadora crisis climática, es unirnos y construir un mundo más justo, resistente y sostenible. Como organizaciones miembros y aliadas de la Campaña Mundial para exigir justicia climática, estamos haciendo un conjunto inicial de demandas a los gobiernos en su respuesta a la pandemia.

La palabra apocalipsis viene de la palabra revelación. La pandemia COVID-19 está revelando lo que la mayoría mundial ha sabido todo el tiempo: que el sistema económico dominante da prioridad a las ganancias por encima de la gente y el planeta, y no es apto para el propósito.

Con cada nuevo día de infecciones, muertes y medios de vida destruidos, la pandemia está exponiendo las graves injusticias de nuestros sistemas existentes. Años de neoliberalismo, “ajuste estructural” y austeridad han desmantelado el estado de bienestar social, específicamente la falta de financiación y el vaciamiento de los sistemas de salud en todo el mundo. Nos quedamos con déficits de equipos de salvamento, y excedentes de industrias contaminantes.

Las dimensiones del sufrimiento colectivo y del trauma individual que se están desarrollando son demasiado vastas para contemplarlas. Familias que se enfrentan a la pérdida o al encierro en relaciones abusivas; cuerpos que se enfrentan a enfermedades devastadoras; comunidades que se enfrentan al hambre y al aislamiento.

Pero la pandemia también ha demostrado nuestra enorme fuerza colectiva, y las posibilidades que surgen cuando una crisis se toma en serio y la gente se une.

Para quienes formamos parte del movimiento mundial por la justicia climática, el desenlace de la pandemia no es ninguna sorpresa. Durante décadas, como movimientos hemos denunciado los violentos impactos de un sistema económico mundial desigual, la devastación de una crisis climática acelerada y las formas escandalosamente crueles en quienes tienen menos responsabilidad en las crisis soportan sus cargas más pesadas. Durante décadas, hemos exigido el fin de un status quo que fue y sigue siendo una sentencia de muerte para la gente más empobrecida del mundo. La crisis del coronavirus es un duro recordatorio de un pasado prolongado, y nuestra respuesta a ella un ensayo general para el presente y el futuro.

Justicia

Al igual que la crisis climática, la crisis del coronavirus hace recaer las cargas más pesadas sobre los sectores más vulnerables. Las personas más empobrecidas son las primeras y las más afectadas. Acentúa las disparidades generadas por la riqueza, el género, la clase, la raza y la (dis)capacidad. Los costos más altos son soportados por quienes tienen menos capacidad de pagarlos, que siempre estuvieron condenadas a soportar tales costos.

Lo más claro es que los colectivos que corren más riesgo de infección son los que menos pueden aislarse.

Un aislamiento significa confinamiento en nuestros hogares. ¿Qué significa eso para los quienes no tienen casa? ¿Qué significa para quienes tienen conviven en familias amplias en una casa, en condiciones de hacinamiento? ¿Para quienes no tienen acceso al agua corriente y a la sanidad? ¿Para quienes el hogar es el lugar de la violencia y el abuso? ¿Qué significa el fin de la actividad pública para quienes dependen de ella para su subsistencia diaria? ¿Qué protección se ofrece a quienes trabajan en los sectores más cruciales y de mayor sustento, como la agricultura? Concretamente, ¿qué ocurre con los agricultores y agricultoras de subsistencia y familiares que alimentan a más de dos tercios del mundo?

Las mujeres son las más afectadas por el trabajo de cuidado en nuestro sistema actual, en el hogar, en nuestras comunidades y también en la economía, ya que son la mayoría de las trabajadoras de la salud. Esta pandemia nos ha mostrado la importancia del trabajo de cuidado, el trabajo necesario para criar familias, cocinar y limpiar y cuidar de los enfermos y ancianos. Debemos aprovechar este momento para comprender la importancia del trabajo de cuidados y compartirlo, y construir una sociedad y una economía basadas en principios feministas y de afirmación de los cuidados.

Las comunidades del Sur Global, las más afectadas por la crisis climática, que han enfrentado la violencia de la degradación ambiental, la sequía prolongada y el desplazamiento forzoso – se han convertido ahora en una de las poblaciones más vulnerables al contagio y a sus efectos. En las zonas en que la salud de las comunidades se ha visto debilitada por las industrias contaminantes, lo que ha dado lugar a una serie de afecciones respiratorias e inmunológicas, las personas corren un riesgo especial de contraer COVID-19.

La pandemia ya está abriendo la puerta a una importante crisis económica, con una próxima recesión que hará que la gran mayoría de la población mundial -que vive día a día con medios de vida precarios- se encuentre en una situación de pobreza aún más crónica. El riesgo de hambruna y de profundos trastornos en la soberanía alimentaria es significativo. Los países del Sur están agobiados por una deuda ilegítima e insostenible, acumulada a lo largo de decenios de préstamos explotadores y depredadores por parte de los gobiernos del Norte, las instituciones financieras internacionales y los grandes bancos en colaboración con las élites del Sur, y por las prácticas autoritarias y corruptas de los gobiernos del Sur. La priorización del pago de estas deudas se ha cobrado un alto precio en los servicios públicos y sigue absorbiendo una enorme parte del gasto público que debería asignarse en su lugar a las respuestas de salud pública a la pandemia.

Una encrucijada

Estamos en una encrucijada. Durante años, hemos exigido “cambiemos el sistema, no el clima”. El cambio de sistema parece ahora más necesario que nunca, y más posible. Las reglas del juego están cambiando rápidamente. La agitación es inevitable.

La pregunta es: ¿qué tipo de cambio se está desarrollando? ¿Qué tipo de sistema está emergiendo? ¿Qué dirección tomará el cambio?

Los poderosos están aprovechando la crisis para avanzar en el capitalismo del desastre y un nuevo autoritarismo, otorgándose la expansión de los poderes policiales y militares, y apresurándose en los proyectos extractivos. Muchos gobiernos están aprovechando la oportunidad para imponer medidas draconianas, vigilar a la población, socavar los derechos de los trabajadores y trabajadoras, reprimir los derechos de los pueblos indígenas e instituir una vigilancia generalizada. En las peores situaciones, los agentes represivos están aprovechando el momento de inestabilidad política para reprimir violentamente la disidencia, legitimar el racismo, el fundamentalismo religioso y avanzar en las fronteras mineras depredadoras, y ejecutar a los defensores de la tierra.

Pero la crisis de la que se aprovechan también ofrece una oportunidad para que nuestros movimientos configuren el futuro emergente. Nuestros movimientos conocen el camino a seguir, el tipo de mundo que necesitamos construir. En todo el mundo, la gente se está dando cuenta de que nuestro sistema económico dominante no satisface las necesidades de la gente. Están viendo claramente que las corporaciones y el mercado no nos salvarán. Están notando que cuando una crisis se toma en serio, los gobiernos son capaces de tomar medidas audaces y movilizar enormes recursos para enfrentarla. Los límites de lo posible pueden ser radicalmente sacudidos y reescritos. En pocas semanas, las propuestas de política largamente reclamadas en muchos contextos (el fin de los desalojos, la liberación de las presas y presos, la redistribución económica audaz, por nombrar sólo algunas) se han convertido en respuestas de sentido común.

Estamos viviendo un momento político convulso, pero muy fértil. Nuestro mundo se ha visto obligado a ser solidario por un virus que ignora todas las fronteras; nuestra profunda interdependencia nunca ha sido más innegable.

En una crisis así, repensar y reimaginar nuestro modelo económico es ineludible. Las soluciones resistentes y basadas en la justicia no sólo son posibles, sino que son la única solución real.

Ahora está claro que necesitamos una respuesta de solidaridad, equidad y cuidado, con una inversión pública masiva que ponga a las personas y al planeta en primer lugar, y no a las industrias contaminantes y a los especuladores. Las recuperaciones justas y los nuevos acuerdos mundiales y nacionales para construir una economía regenerativa, distributiva y resistente son necesarios y cada vez más factibles desde el punto de vista político.

La lucha por una nueva normalidad

No volveremos a una normalidad en la que el sufrimiento de muchos asegura los lujos de pocos. Mientras que los políticos presionarán para una rápida reanudación del status quo, no podemos volver a la normalidad, como han afirmado los movimientos sociales, cuando esa normalidad estaba matando a la gente y al planeta.

Nuestros movimientos de justicia climática están en una situación peligrosa y prometedora. La urgencia del colapso climático ha pasado desapercibida, incluso cuando la violencia climática es implacable, expresada más recientemente en tormentas devastadoras en todo el Pacífico, incendios forestales en China y lluvias torrenciales en Colombia. A menos que aprovechemos este momento político, la acción climática quedará en un segundo plano, y las economías del Norte se verán revitalizadas con inversiones sucias que profundizan la crisis climática. Debemos estar atentos y perseverar para asegurar que la solución de la crisis climática sea el frente y el centro de los rescates, y de los programas para asegurar la resiliencia de la sociedad y de todos los pueblos.

Nuestros movimientos tienen una experiencia que es invaluable en este momento. Si bien COVID-19 y la crisis climática pueden tener diferentes causas directas, sus causas fundamentales son las mismas: la dependencia del mercado, la incapacidad del Estado para hacer frente a las amenazas a largo plazo, la ausencia de protección social y un modelo económico general que protege las inversiones sobre las vidas y el planeta. El mismo sistema extractivista que extrae, quema y destruye los ecosistemas, es el que permite la propagación de patógenos peligrosos. Las soluciones a las crisis de COVID-19 y del clima son las mismas: solidaridad, redistribución, colaboración, equidad y protección social. Es nuestra oportunidad y responsabilidad unir los puntos, y usar este momento político para enfrentar el poder corporativo, y construir una sociedad más justa y sostenible.

Los horizontes que podemos reivindicar

La pandemia ha cambiado el juego. Tenemos los recursos para construir un modelo económico que no destroce el planeta y que provea para todos y todas. Tenemos la oportunidad de recuperarnos de esta crisis de una manera que construya nuestra resistencia y fortalezca nuestra dignidad como sociedades. Ahora es nuestro momento para reclamarlo.

Como organizaciones de la Campaña Mundial para exigir justicia climática exigimos una respuesta audaz a la pandemia COVID-19 que ayude simultáneamente a abordar la crisis climática más amplia y a transformar el sistema económico desigual que ha dado lugar a ambas.

Exigimos que los gobiernos:

1. Prioricen la salud y el bienestar de las personas. La gente debe siempre primar sobre el beneficio, porque una economía no vale nada sin su gente. Nadie es desechable. Financiar y dotar de recursos a los servicios y sistemas de salud, asegurando la atención para todas, sin excepción. Los gobiernos también deben dar prioridad a una inversión sólida en otros servicios públicos esenciales, como la vivienda, el agua, los alimentos y el saneamiento. Estos servicios no sólo son esenciales para frenar la propagación de enfermedades a largo plazo, sino que son fundamentales para la obligación de los gobiernos de respetar, proteger y cumplir los derechos humanos sin exclusión. Por lo tanto, no deben privatizarse y, en cambio, deben gestionarse de manera equitativa y responsable ante la gente.

2. Garantizar la protección de las poblaciones marginadas. Proporcionar ayuda, protección social y socorro a las poblaciones rurales y a las familias que las componen, que están en la vanguardia de la alimentación de nuestro mundo. También debe garantizarse una protección especial de los derechos sociales y humanos de todas las personas que se encuentran en circunstancias vulnerables y precarias, como las que se encuentran en situaciones de desamparo, las personas en prisión, refugiados y migrantes, la gente mayor que recibe atención domiciliaria, las huérfanas y huérfanos y, especialmente, las personas defensoras del medio ambiente, que ahora son asesinadas con mayor frecuencia al amparo de la emergencia de COVID-19.

3. Adoptar medidas económicas y sociales inmediatas para proporcionar socorro y seguridad a todas las personas, en particular a los grupos más vulnerables y marginados de nuestras sociedades. Proteger los derechos laborales y garantizar la protección de todas las trabajadoras y trabajadores, desde la economía formal a la informal. Reconocer, visibilizar y valorar el trabajo de cuidado, la verdadera labor que nos sostiene durante esta crisis. Los gobiernos deben reorientar los fondos públicos lejos de la industria de los combustibles fósiles, el complejo militar-industrial y las empresas privadas, y utilizarlos en su lugar para garantizar el acceso a la energía limpia, el agua y los servicios públicos importantes para el bienestar de las comunidades. Los gobiernos también deben transformar la fiscalidad, suprimiendo los paraísos fiscales para las empresas multinacionales que socavan los ingresos, y suprimir el impuesto sobre el valor añadido y los impuestos sobre bienes y servicios para los productos básicos.

4. En línea con las demandas anteriores – también pedimos una cancelación inmediata e incondicional de la deuda, ya que la suspensión temporal del pago de la deuda sólo agrega cargas de deuda más tarde/mañana/ a más largo plazo. Detener los pagos de la deuda que vencen en 2020 y 2021 sin acumulación de intereses ni penalidades, de modo que los fondos puedan ser utilizados para los servicios de salud para combatir la COVID19 y para la asistencia económica a las comunidades y personas que están enfrentando mayores dificultades frente a la pandemia y las respuestas a la misma. También exigimos que se inicie de inmediato un proceso internacional independiente para abordar la deuda ilegítima e insostenible y las crisis de la deuda.

5. Apoyar una transición y recuperación justas a largo plazo para salir de esta crisis, y aprovechar la crisis como una oportunidad para pasar a economías resistentes al clima y post-carbono. No podemos permitirnos rescates que simplemente llenen los bolsillos de las empresas o rescaten industrias contaminantes incompatibles con un planeta vivo. Más bien, necesitamos una recuperación económica que cree resiliencia, repare las injusticias, restaure nuestros ecosistemas y conduzca una disminución controlada de los combustibles fósiles y una transición orientada a la justicia hacia una economía justa y sostenible. Los gobiernos deben dar prioridad a los programas económicos que ofrezcan empleos dignos y decentes en la economía asistencial, los proyectos de restauración ecológica, la agroecología, la energía renovable descentralizada y otros sectores de cero carbono necesarios para un mundo justo desde el punto de vista climático.

6. Rechazar los esfuerzos por impulsar las llamadas “reformas estructurales” que sólo sirven para profundizar la opresión, la desigualdad y el empobrecimiento , incluso por parte de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que pueden utilizar la pandemia para impulsar esquemas en el Sur Global bajo el pretexto de “acortar el tiempo para la recuperación”. Los pilares neoliberales de austeridad, desregulación y privatización – especialmente de servicios esenciales como el agua, la salud, la educación, etc. – han devastado a personas de todo el mundo y son incompatibles con una recuperación justa.

7. Reforzar la cooperación internacional y la solidaridad entre los pueblos. Los problemas mundiales que no respetan fronteras, ya sea la crisis climática o la crisis de COVID-19, sólo pueden tener soluciones cooperativas y equitativas. En un mundo profundamente desigual, la transferencia de tecnología y financiación de los países más ricos a los más pobres es crucial. Los gobiernos deberían facilitar, en lugar de obstaculizar, los esfuerzos de los movimientos populares, los grupos de ciudadanía y las organizaciones de la sociedad civil por establecer vínculos entre las fronteras y los países para apoyarse mutuamente. También exhortamos a los gobiernos a que honren su responsabilidad histórica y dejen de utilizar tácticas que desestimen esa responsabilidad y retrasen una respuesta internacional enérgica, como la retención de fondos de la OMS y otras instituciones en tiempos de crisis.

8. Colaborar en el desarrollo y el acceso irrestricto a las vacunas y a cualquier avance médico de los medicamentos de terapia experimental, guiados por los principios de la cooperación internacional y la libre distribución.

9. Cesar inmediatamente los proyectos de extracción, desde la minería hasta los combustibles fósiles y la agricultura industrial, incluidos los proyectos extraterritoriales emprendidos por empresas con sede en su país, que están acelerando las crisis ecológicas, invadiendo los territorios indígenas y poniendo en peligro a las comunidades.

10. Rechazar todo intento de eximir de responsabilidad a las empresas e industrias. A los actores que son responsables, de tantas maneras, de esta crisis multifacética y del sistema roto no se les puede conceder absolutamente ningún resquicio que les permita escapar a la responsabilidad de sus abusos en su país y en todo el mundo.

Organizaciones firmantes:

Global & Regional
1. 350.org
2. Asian Peoples Movement on Debt and Development
3. Corporate Europe Observatory
4. Econexus
5. Friends of the Earth International
6. Gastivists
7. Green Climate Campaign Africa (GCCA)
8. Indigenous Environment Network
9. International Network of Women Engineers and Scientists
10. International Oil Working Group
11. Oil Change International
12. SERR – SERVICIOS ECUMENICOS PARA RECONCILIACION Y RECONSTRUCCION
13. Society for International Development (SID)
14. Third World Network
15. War on Want
16. Womankind Worldwide
17. Women’s Earth and Climate Action Network (WECAN)
18. WoMin African Alliance
Africa
1. Corporate Accountability and Public Participation (CAPPA) Nigeria
2. Uganda National Health User’s / Consumers Organisation (UNHCO)
3. Nkumba University School of Sciences(NUSCOS)
4. Health of Mother Earth Foundation, Nigeria
5. Alliance for Empowering Rural Communities (AERC-Ghana)
6. GenderCC S.A. – Women for Climate Justice
7. African Women’s Development and Communication Network – FEMNET
8. Parliamentary Forum on Climate Change Uganda
9. Vision for Alternative Development (VALD) Ghana
10. AbibiNsroma Foundation (ANF) Ghana
11. Regional Center for International Development Cooperation (RCIDC) Uganda
Asia
1. Agriculture and Forestry Research & Development Centre for Mountainous Regions, Vietnam
2. Amihan National Federation of Peasant Women in the Philippines
3. Asha Parivar
4. Asia Pacific Forum on Women, Law and Development (Thailand)
5. Bangladesh indigenous women’s network
6. CLEAN (Coastal Livelihood and Environmental Action Network), Bangladesh
7. Climate Watch Thailand
8. Consumers Association of Penang, Malaysia
9. Dibeen Association for Environmental Development (Jordan)
10. Energy and Climate Policy Institute for Just Transition(ECPI), South Korea
11. Friends of the Earth Malaysia
12. Growthwatch, India
13. Legal Rights and Natural Resources Center-Kasama sa Kalikasan/FoE Phil
14. Oriang Women’s Movement Philippines
15. Philippine Movement for Climate Justice
16. PROGGA (Knowledge for Progress), Bangladesh
17. Roshni Tariqiyati Tanzeem (Pakistan)
18. Sanlakas Philippines
19. Socialist Party (India)
20. Sukaar Welfare Organization-Pakistan
21. Sustainable Development Foundation: Thailand
22. The Centre for Social Research and Development (CSRD), Vietnam
23. United Mission to Nepal
24. We Women Lanka (Sri Lanka)
25. Women Network for Energy and Environment (WoNEE), Nepal
Europe
1. 2degrees artivism (Portugal)
2. Asamblea Antimilitarista de Madrid (Spain)
3. ATTAC España
4. Berkshire Women’s Action Group
5. BUNDjugend/Young Friends of the Earth Germany
6. CèNTRIC gastro · El Prat de Llobregat · Barcelona
7. CIDES (España)
8. Climáximo (Portugal)
9. Desarma Madrid (Spain)
10. Eco Justice Valandovo, North Macedonia
11. Ecologistas en Acción (Spain)
12. Entrepueblos/Entrepobles/Entrepobos/Herriarte
13. Extinction Rebellion Berlin-Südind Worldwide
14. Extinction Rebellion Bizkaia
15. Extinction Rebellion Cantabria
16. Extinction Rebellion Gipuzkoa
17. Extinction Rebellion Norway
18. Extinction Rebellion Switzerland
19. Fabricants de Futur – no flag no frontier
20. Frack Free Sussex
21. Frack Off London
22. Friends of the Earth Sweden/Jordens Vänner
23. Global Justice Now
24. Guelaya Ecologistas en acción Melilla (Spain)
25. Instituto De Estudios de la Tierra (España)
26. Instituto por la Paz y la Ecologia (España)
27. Limity jsme my (Czech Republic)
28. Madrid Agroecológico (Spain)
29. Mujeres de Negro contra la Guerra – Madrid (Spain)
30. Notre Affaire à tous (France)
31. Observatori del Deute en la Globalització (Catalunya)
32. On est prêt (France)
33. Ozeanien-Dialog
34. Programa radiofónico Toma la Tierra, Madrid
35. Rebelion contra la Extincion – Extinction Rebellion Spain
36. Share The World’s Resources (STWR)
37. Transition Edinburgh
38. UK Youth Climate Coalition
39. Weald Action Group
40. WhatNext?
41. WIDE – Network for Women´s Rights and Feminist Perspectives in Development (Austria)
42. Young Friends of the Earth Macedonia, North Macedonia
North America
1. 350 Triangle, North Carolina
2. ActionAid USA
3. Berks Gas Truth
4. Better Path Coalition
5. Center for Biological Diversity
6. Center for International Environmental Law (CIEL)
7. Corporate Accountability
8. Council of Canadians, Peterborough and Kawartha
9. Earth Ethics, Inc.
10. Earth in Brackets
11. Earthworks
12. EcoEquity
13. EnGen Collaborative
14. Environmental Justice Coalition for Water
15. Extinction Rebellion Centre Wellington, Ontario
16. Fannie Lou Hamer Institute
17. Frack Free New Mexico
18. Friends of the Earth Canada
19. Friends of the Earth U.S.
20. Fund for Democratic Communities
21. Global Resilience
22. Good Food Jobs
23. Harrington Investments, Inc
24. Hawai’i Institute for Human Rights
25. Indigenous Environmental Network – Turtle Island
26. Institute for Policy Studies Climate Policy Program
27. People for a Healthy Environment, New York
28. Peterborough Pollinators
29. Religious of the Sacred Heart of Mary NGO
30. Resource Generation
31. Rising Tide Chicago
32. Sane Energy Project, New York
33. Sisters of Charity Federation
34. Stand.earth
35. Sunflower Alliance
36. SustainUS
37. The Climate Mobilization
38. The Climate Mobilization Mont Co Md.
39. The Global Citizens’ Initiative
40. The Leap
41. The Oakland Institute
42. The Restaurant Opportunities Centers United (ROC UNITED)
43. Unitarian Universalist Ministry for Earth
44. United for a Fair Economy
45. Weaving Earth, Center for Relational Education
46. WildEarth Guardians
South America
1. CENSAT Friends of The Earth Colombia
2. Centro de Ciências e Tecnologia para a Soberania, Segurança alimentar alimentar e nutricional a o Direito Humano à Alimentação e Nutrição /adequadas . Nordeste. Brasil
3. Centro Nicaragüense de Conservación Ambiental-CENICA
4. Critical Geography Collective, Ecuador
5. Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer, Argentina
6. IEASIA – UFPE. Brasil
7. ODRI Intersectional rights – Office for the Defence of Rights and Intersectionality
8. Plataforma Boliviana frente al Cambio Climático//Bolivian Platform on Climate Change
9. The Democracy Center
10. Union of Peoples Affected by Texaco
Oceania
1. Friends of the Earth Australia
2. Hawai’i Institute for Human Rights
3. Oceania Human Rights
Unknown
1. CNS

Una mirada global a la pandemia desde los movimientos sociales. Para no volver a la “normalidad”

En pocas semanas nuestra realidad ha sido alterada profundamente por una pandemia que afecta no solo a países empobrecidos, comunidades esquilmadas, y a una población excluida del gran capital internacional, sino que también está golpeando al protegido mundo occidental. Una nueva crisis global está presente, una “crisis sanitaria” que obliga a replantearnos nuestra mirada hacia una extraña normalidad de la violencia impune, la explotación laboral, de la desigualdad social, de la exclusión y el hambre, del éxodo forzado, de los desequilibrios territoriales y de la destrucción del ciclo de la vida de nuestro planeta.

Las luchas sociales y populares que acompañamos (https://entrepueblos.org/) siguen haciendo frente a esta crisis multidimensional que afecta a nuestro mundo del siglo XXI: una crisis sistémica, capitalista y financiera; una crisis alimentaria, ecológica, energética; una crisis de cuidados, de valores, cultural; una crisis de lo esencial, de los derechos humanos; que enmarcan esta emergencia sanitaria por la vida.

Este nuevo episodio de la crisis global que se evidencia en la pandemia del coronavirus que estamos viviendo, nos obliga a elaborar y poner en común algunas reflexiones para ahora, y para lo que pueda venir después. Con este propósito, os presentamos este nuevo encuentro virtual, en el que contaremos con:

Raul Zibechi, gran conocedor y cómplice de los movimientos sociales de América Latina, nos ayudará a analizar el contexto que estamos viviendo, y a conocer las experiencias de lucha y resistencia de organizaciones sociales rurales, indígenas, campesinas, y urbanas, que tratan de afrontar la pandemia construyendo alternativas que pongan la vida digna en el centro.

También participan,

Annaïs Sastre. Activista de Arran de Terra y de l’Aresta, por la construcción de una Soberanía Alimentaria de los pueblos. Campaña #SOSCampesinado

Dolores Jacinto. Activista de la Asociación Intercultural de Profesionales del Hogar y Cuidados (AIPHYC). Campaña #RegularizacionYa

– Esta crisis nos recuerda lo evidente: que la alimentación es una necesidad y un derecho humano inaplazable. En este sentido el movimiento por la Soberanía Alimentaria supone una necesidad más evidente que nunca y, a la vez, un contrapoder a la normalidad. Es decir, trata de cuestionar las relaciones de poder establecidas (en el marco de la globalización neoliberal) en el que la alimentación, las personas, los animales, los bienes naturales y hasta la vida misma se mercantilizan. De modo que, existe la necesidad de otra mirada hacia lo local, lo común, hacia la identidad y diversidad de los pueblos, por la sostenibilidad del territorio y de la Tierra, que nos permita construir nuevas formas de producción agroecológica y de consumo responsable, defendiendo el derecho a vivir dignamente en nuestros territorios y en nuestros cuerpos. Y de recordar también que en estos días muchas cosechas están en riesgo de perderse por falta de mano de obra “extranjera” sobre-explotada.

– El capitalismo puede cerrar fábricas durante un tiempo, pero no puede permitirse cerrar los hogares, ni los trabajos de cuidados y de reproducción de la vida. El capitalismo necesita la vida, aunque la vida no necesita al capitalismo. Queremos visibilizar, en general, la feminización de los cuidados, generada por la división del trabajo patriarcal. Queremos visibilizar las cadenas internacionales de los cuidados, a estas personas que, en situaciones de exclusión, precariedad y explotación inhumana, propiciada por las leyes de extranjería, sostienen vidas de nuestras personas más dependientes. Rebelarnos contra la pobreza estructural normalizada y la exclusión social jerarquizada, que ponen de manifiesto la vulnerabilidad de una gran parte de la humanidad. Y resaltar la gravísima irresponsabilidad de las políticas neoliberales que se han desarrollado durante décadas con la privatización y/o desmantelamiento de los servicios públicos, y la desprotección los bienes comunes, contribuyendo más si cabe a acentuar esta emergencia global.

Los movimientos sociales, una vez más, son impulsores de iniciativas regeneradoras para garantizar la vida y construir alternativas a la crisis sistémica de un capitalismo que no respeta ni a las personas ni al planeta.

¡Cooperación solidaria ante la crisis del capitalismo global!

¡Por una Soberanía Alimentaria de los Pueblos!

¡Ninguna persona es ilegal!

Seguimiento de Entrepueblos sobre la crisis del COVID-19

Planeta Tierra, abril de 2020

Estimadas amigas y amigos de Entrepueblos,

y de las organizaciones hermanas de América Latina/Abya Yala

Os escribimos en primer lugar para desearos que estéis bien y os cuidéis mucho en todos los aspectos. Para enviaros un gran abrazo, con un mensaje de solidaridad, esperanza y cercanía en estos momentos de duelo de familiares o personas cercanas, así como de toda clase de incertidumbres ante lo que está por venir.

En esta nueva comunicación queremos dar continuidad a lo que os dijimos al inicio de nuestra cuarentena, actualizando información del seguimiento que estamos haciendo de esta crisis.

Tal como avanzamos hace unas semanas, hemos podido organizarnos para mantener la continuidad de nuestro trabajo, siempre dentro de las limitaciones que nos impone la situación y la necesidad de cuidarnos en lo familiar, lo emocional y lo social. Hemos puesto en marcha una “Comisión de crisis”, compuesta por personas de la Junta y de la Oficina Técnica, para hacer un seguimiento semanal para ir respondiendo a los diferentes desafíos que la situación nos plantea. En la parte técnica realizamos reuniones periódicas a distancia entre el personal de las distintas áreas de trabajo, así como una semanal con las y los cooperantes que están en los países de América Latina. También tratamos de hacer frente a las rigideces de las normas administrativas derivadas del Decreto de Alarma en el ámbito de la cooperación, tratando de que no añadan problemas a los que ya están empezando a sufrir las organizaciones y comunidades de los países en los que trabajamos.

En América Latina la onda expansiva de la epidemia está llegando con semanas de retraso con respecto a lo que estamos viviendo en Europa. Encontramos reacciones muy diferentes en unos y otros gobiernos. Desde los que han anticipado medidas de distanciamiento para tratar de adelantarse a la extensión del virus, hasta algunos que a día de hoy continúan autorizando, cuando no recomendando, actividades masivas. Hay cierta coincidencia, por cierto, entre esta última posición política y la influencia de ciertas confesiones religiosas que, al igual que buena parte de la clase empresarial, se resisten a cerrar sus “negocios”.

A través de nuestras compañeras y compañeros cooperantes, estamos en contacto permanente con las organizaciones sociales aliadas, aunque también a distancia, como requieren las medidas de protección. De estas conversaciones extraemos para compartirlas algunas de las primeras preocupaciones que nos trasladan:

  • Las organizaciones de DD.HH. nos hacen llegar varias alertas sobre cómo la crisis del COVID-19 se está traduciendo en mayores concentraciones del poder, autoritarismos, vulneraciones de derechos, carta blanca e impunidad para las fuerzas policiales, e incluso represión y criminalización a defensoras y defensores, aprovechando las medidas de excepción. En este terreno podemos decir que llueve sobre mojado.

  • La precariedad de los servicios públicos y las décadas de privatizaciones hacen que, aunque la pandemia todavía no ha tomado las dimensiones que ahora registra en Europa, sean de temer situaciones de crisis humanitarias graves, en los casos en que no se logre atajar a tiempo. Un apunte de ello lo tenemos ya en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil.

  • Otro ámbito de impactos es el de los impactos económicos asociados. Las elevadas tasas de trabajo informal y precario, así como los déficits de vivienda y suministros básicos, son fuentes masivas de alta vulnerabilidad. Las personas que viven del trabajo informal -que son en algunos países la mitad o más de la población ocupada- dependen de lo que ganan a diario y, por tanto, para ellas quedarse en casa no es una opción. Algunos gobiernos han anunciado pequeñas ayudas a los sectores más desfavorecidos, pero son insuficientes e inconcretas, y lejos de calmar, crean más incertidumbres y alarma social, como está ocurriendo en El Salvador o Guatemala.

  • Desde varios países nos cuentan cómo, mientras se ordena el confinamiento a la población, las empresas extractivas tienen bula para continuar sus actividades. En Perú, por ejemplo, nos notifican los primeros casos en campamentos mineros.

  • Las organizaciones feministas tratan de hacer frente a las consecuencias para las mujeres del “quédate en casa”, tanto en los cuidados, como en la contención de las crisis y las violencias, en la mayoría de los casos supliendo las responsabilidades que corresponden a las instituciones públicas, ofreciendo servicios de atención apoyo, escucha y denuncia.

  • Los países siguen pagando su deuda externa, en unos momentos que se necesitan todos los recursos para la protección social. Y eso no es todo, sino que se teme que tras esta crisis esta deuda se acreciente y suponga mayores recortes sociales y de los servicios públicos si no hay un replanteamiento a fondo de la deuda.

  • Desde el ecologismo social se remarca la necesidad de crear conciencia sobre como el modelo de producción agroindustrial está en el origen de estas epidemias cada vez más recurrentes. Tanto en lo que respecta al avance sin límites de la frontera agrícola y ganadera sobre las selvas y los ecosistemas naturales, como por lo que respecta a los sistemas masivos de hacinamiento animal en macro-granjas con tratamientos alimentarios y zoosanitarios industrializados. Y se alerta sobre el temor de que tras la crisis venga una fase de repunte de las políticas de crecimiento de la economía fósil, que suponga pasos atrás en la ya muy insuficiente agenda para hacer frente a la emergencia climática y ecológica.

Al mismo tiempo, dentro de nuestras limitaciones y las propias del confinamiento, estamos tratando de unir fuerzas y apoyar diferentes iniciativas surgidas desde diferentes movimientos y plataformas en nuestro país, que tratan de dar respuesta a la situación que viven los sectores más vulnerables, como la campaña por el Plan de Choque Social, las demandas de regularización de las personas migradas –tal como se ha hecho en Portugal-, las del colectivo de mujeres en el trabajo doméstico, así como en varias iniciativas feministas o la campaña europea en defensa de la sanidad pública.

Y al mismo tiempo participamos en reflexiones y debates colectivos con organizaciones del ámbito ecosocial y climático, así como en el movimiento feminista, con el objetivo de mirar un poco más allá de la situación actual y tratar de analizar las causas y las consecuencias de esta crisis, así como de abordar las incertidumbres del “día después”.

También hemos organizado en estos días algunas actividades directas de diálogo e intercambio, como las videoconferencias Economía Feminista, para no volver a la “normalidad” ¡Todas, tenemos derecho a vivir dignamente! y Una mirada global a la pandemia desde los movimientos sociales. Para no volver a la “normalidad” con voces desde los feminismos y los mivimientos sociales, de aquí y de diferentes países de América Latina.

Hace casi una década editamos una publicación titulada “No dejes el futuro en sus manos. Cooperación solidaria ante la crisis del capitalismo global”, donde definíamos la crisis global como “una crisis multidimensional en la que se suman las crisis alimentarias, la energética, la de los cuidados, la crisis económica y financiera, crisis de representación política, crisis migratoria y de personas refugiadas, crisis climática y ecológica… Pero no tenemos varios planetas ni sociedades donde se desarrollen por separado cada una de estas dimensiones, sino que todas confluyen e interactúan sobre una misma realidad física y social”.

Aunque es pronto todavía para consolidar conclusiones, este nuevo episodio de la crisis global que estamos viviendo nos empieza a apuntar algunas reflexiones a retener para lo que pueda venir después:

  • La gravísima irresponsabilidad de las políticas neoliberales que se han desarrollado durante décadas con la privatización y/o desmontaje de los servicios públicos y de los bienes estratégicos.

  • Que, mientras la mayor parte de las empresas han tenido que detener su producción -para la que “todavía” se requieren personas humanas- lo que nunca se puede detener es el trabajo reproductivo, este que en nuestra sociedad se realiza en el ámbito doméstico. Ahí han ido a parar la mayor parte de las tensiones, desazones, frustraciones y necesidades de cuidados que conlleva esta crisis, con todo lo que ello significa para las personas –en su mayor parte mujeres- que lo sostienen.

  • Este ámbito doméstico se ve complementado con la socialización virtual por medio de todo tipo de plataformas y pantallas. Un mundo mágico lleno de paradojas y ambivalencias, que nos permite desplegar toda nuestra empatía y compasión con personas queridas de otros continentes, al mismo tiempo que nos permite ignorar la muerte del vecino del piso de abajo; que es capaz de dar alas a nuestra creatividad y al mismo tiempo de hacer palidecer las pesadillas de George Orwell sobre el control social por parte de los estados y las grandes compañías del “big data”. Una magia que, recordémoslo, se basa en materiales minerales relativamente escasos.

  • Otra conclusión importante es la necesidad de la relocalización de la producción y el consumo de bienes básicos, es decir de la soberanía social. Ninguna comunidad humana puede permitirse el lujo de depender de importaciones transnacionales y de intereses especulativos para proveerse de los medios que sostienen la salud, la alimentación y el resto de suministros básicos para la vida.

  • Pero esta soberanía no puede plantearse desde el exclusivismo o el primacismo, sino desde el internacionalismo, es decir, desde la conciencia de que vivimos en un solo mundo y que para subsistir debemos cooperar, si no es por solidaridad, por lo menos, por egoísmo inteligente. En estos días en que los EE.UU. se han encaramado en la primera posición de los países afectados por el COVID-19, el “American first” de Donald Trump sonaría cómico si no fuera porque quienes están pagando las consecuencias de estas deliberadas sandeces son las poblaciones más vulnerables y racializadas en los barrios, por ejemplo, de Nueva York.

Esta conciencia internacionalista, que venimos practicando desde hace más de 30 años, es la que nos une con tantas personas y organizaciones, de aquí y de América Latina, la que nos hace convertir en estímulos estos retos abrumadores.

De estas valoraciones que nos llegan de América Latina, y de los intercambios de reflexiones con las organizaciones de aquí y de allá, surgirán seguramente ideas para nuestro trabajo en los próximos años, que debemos empezar a trazar a partir de la próxima asamblea, que como sabéis, se tenía que haber realizado los próximos 2 y 3 de mayo en Valencia. En estos momentos aún no nos atrevemos a aventurar una nueva fecha, esperamos poder hacerlo en cuanto la situación nos lo permita. Para todo ello esperamos seguir contando con vuestro interés y apoyo como hasta ahora.

Abrazos y seguiros cuidando.

Economía Feminista, para no volver a la “normalidad”

Comisión Feminismos Entrepueblos

 

Encuentro virtual:

Economía Feminista, para no volver a la “normalidad”
¡TODAS, TENEMOS DERECHO A VIVIR DIGNAMENTE!

Con la participación de: Cristina Carrasco Bengoa, Natalia Quiroga Díaz, Verónica Gago, Karla Lara, Carmen Juares Palma y Trinidad Cuesta Sánchez [+ info]

Coincidiendo con la publicación en redes del libro editado por Entrepueblos “Economía feminista, desafíos, propuestas y alianzas”


Economía Feminista, para no volver a la “normalidad”

¡TODAS, TENEMOS DERECHO A VIVIR DIGNAMENTE!

En pocos meses las personas que habitamos el Planeta Tierra nos hemos visto sorprendidas por una “emergencia sanitaria” provocada por la pandemia de enfermedad por coronavirus. Pero hace demasiado tiempo que diversidad de voces alertan sobre la llamada “crisis global”, “crisis civilizatoria” del sistema capitalista que nos ha ido golpeando a lo largo de décadas: crisis alimentaria, energética, de los cuidados, crisis económica y financiera, crisis de representación política, crisis migratoria y de personas refugiadas, crisis climática y ecológica. Pero no tenemos varios planetas ni sociedades donde se desarrollen por separado cada una de estas dimensiones, sino que todas confluyen e interactúan sobre una misma realidad física y social.

El capitalismo heteropatriarcal, racista, militarista y colonial en su proceso de globalización, ha hecho crecer las condiciones de precariedad económica, social y afectiva de las personas, con diferentes intensidades, en todos los continentes con un objetivo claro: acelerar la mercantilización de la vida y del planeta.

Tiempo de la verdad desnuda, sin adjetivos, donde las palabras y los hechos no pueden ir por separado. El feminismo está poniendo sobre la mesa un nuevo sentido común que necesitamos desesperadamente: la vida y los cuidados en el centro de la vida, la solidaridad, el apoyo mutuo, la comunidad y la conciencia crítica, por encima del individualismo y la cultura del miedo. Hemos de tomar conciencia que somos dependientes, ecodependientes, e interdependientes. Podemos ser autónomas, pero no autosuficientes. Estos valores son la mejor receta para el coronavirus.

En este sentido, en el apartado PUBLICACIONES de nuestra Web puedes descargarte el libro que editamos en ENTREPUEBLOS-ENTREPOBLES-ENTREPOBOS-HERRIARTE, “Economía feminista. Desafíos, propuestas, alianzas” coordinado por Cristina Carrasco Bengoa y Carme Díaz Corral, con textos de: Cristina Carrasco Bengoa, Carme Díaz Corral, Silvia Federici, Verónica Gago, Yayo Herrero, Yolanda Jubeto Ruíz, Mertxe Larrañaga Sarriegi, Amaia Pérez Orozco, Natalia Quiroga Díaz, Corina Rodríguez Enriquez.

Creemos que el contenido de este libro nos puede servir como excusa para pensar juntas qué estamos haciendo y qué queremos hacer en estos momentos de emergencia sanitaria y pandemia del capital, tejiendo redes de feminismos internacionalistas, ecologistas, decoloniales, antirracista, con propuestas alternativas al sistema capitalista depredador que despoja de derechos, desprotege y mata.

Contra todas las pandemias del capital: más políticas públicas de protección social con carácter universal, más redes de solidaridad y más empoderamiento social. Estos valores son la mejor receta frente al coronavirus, para resistir y sumar rebeldías solidarias.

¡POR UNA COOPERACIÓN FEMINISTA ENTRE LOS PUEBLOS!
¡TODAS, TENEMOS DERECHO A VIVIR DIGNAMENTE!

Deuda externa, deuda ecológica y COVID-19

El coronavirus puso en la agenda internacional la urgencia de suspender los pagos de la deuda externa de los países del Sur, para atender la crisis sanitaria y alimentaria.  A pesar de ello y de las demandas de organizaciones e instituciones del Ecuador para que el Gobierno suspenda el pago de los Bonos Global 2020, en este mes de marzo, en plena crisis del virus, lo pagó aduciendo la necesidad de hacerlo para poder acceder a nuevos créditos.  El Ecuador destina actualmente más de 7.000 millones de dólares anuales para pago de deudas.  Suspender este pago implicaría contar con recursos propios para atender a la crisis y no recurrir a nuevo endeudamiento.

Uno de los aportes desde el ecologismo fue establecer una relación directa de la deuda externa con la devastación ambiental, a eso llamamos deuda ecológica.  La ecuación es sencilla, a más deuda más devastación.

En la base de la pandemia están los impactos sociales, económicos y ambientales porque se alteraron las relaciones dentro del mundo natural.  Y el sistema de endeudamiento fue una de las causas que provocó este desbalance.

Por un lado están los condicionamientos y ajustes sociales y ambientales que se han aplicado a través de los acuerdos con el FMI y el BM, para garantizar el pago de la deuda externa, lo que ha significado mayor empobrecimiento de la población y la actual crisis de los sistemas de salud, que no pueden responder a la emergencia sanitaria para combatir el COVID19.

Por otro, la deuda externa ha sido uno de los mecanismos para impulsar la explotación petrolera y minera, expansión del agronegocio, construcción de represas y grandes infraestructuras, que han causado deforestación, pérdida de biodiversidad, contaminación por desechos industriales del suelo, aire y fuentes de agua, provocando enfermedades, desnutrición y desplazamiento de poblaciones hacia las ciudades en situaciones de marginación lo que agrava las condiciones de contagio del virus.

La deuda externa ha generado así una inmensa deuda social y ecológica con los pueblos del Sur. Ya no sólo se trata de la deuda con las economías tradicionales del norte global, sino también con los países emergentes, particularmente con China.  El Ecuador adeuda a China más de 6000 millones de dólares. Tras esta deuda se encuentra la explotación minera a gran escala, ampliación de la frontera petrolera, construcción de represas e hidroeléctricas, que además de ser un fracaso tecnológico, han provocado destrucción ambiental.  Recordemos cómo desapareció la más bella cascada del Ecuador.  Debido a los compromisos adquiridos por el endeudamiento ahora se pretende entrar al Yasuní, a sacar petróleo cuyo valor no compensa ni el de la extracción.

El coronavirus afecta a toda la humanidad y da lecciones a todos los países.  Nos dice que es más importante la salud que la economía, que la salud debe ser pública y democrática, que no se puede actuar a espaldas de la sociedad, que la transparencia de la información es la mejor protección y sobre todo que el planeta está poniéndonos límites.

La antigua agenda del No pago de la deuda externa recobra vigencia.  Se deben suspender los pagos y anular la deuda externa, y utilizar estos fondos para responder de forma inmediata y adecuada a la crisis sanitaria, alimentaria y económica en especial de los pueblos y de sectores con mayor riesgo, debido a sus condiciones sociales, económicas y ambientales.  También se debe detener la contratación de nuevo endeudamiento que significará continuar esclavizados a condicionamientos y pagos de la deuda y sus inconmensurables impactos.

Pero la deuda ecológica es más vigente que nunca.  No se trata solamente del empobrecimiento y saqueo de las economías del Sur, ni de contar con recursos para la salud de los seres humanos, esto sería una visión antropocéntrica.  Se trata de recuperar las posibilidades de que la especie humana se mantenga en el planeta, ya no como una plaga, sino como parte de las relaciones de armonía y cuidado de la casa común.  Y aquí las poblaciones hoy empobrecidas tienen mucho que decir, saben vivir con menos recursos, mantienen, a pesar de la globalización, del FMI y del BM, selvas, territorios y relaciones de complementariedad que deben ser protegidas.

Si algo nos ha enseñado el coronavirus es la necesidad urgente de parar este modelo capitalista y sus mecanismos de saqueo, y buscar una transición hacia formas de vida autónomas, comunitarias y armónicas con la naturaleza.

Esto significa replantearnos relaciones de igualdad, complementariedad y colaboración entre las personas, las sociedades y la naturaleza.  Respetar la diversidad cultural y natural, las formas de vida de los pueblos indígenas, campesinos, afrodescendientes, pescadores, sus territorios y autodeterminación.  Priorizar el cuidado de la tierra, el agua, el aire y las posibilidades de reproducción de la vida. Garantizar las mejores condiciones para la producción agroecológica campesina y precautelar la soberanía alimentaria de los pueblos.  Repensar las economías locales y nacionales y la solidaridad internacional. Transformar las ciudades en lugares sustentables.  Propender al consumo consciente, sano y respetuoso del ambiente. Transitar hacia la soberanía energética, alternativa y descentralizada.  Promover formas de organización democrática, participativa y autónoma para la toma de decisiones locales, nacionales e internacionales. Restaurar de forma integral los ecosistemas afectados por las actividades extractivas, agronegocio, megainfraestructuras.  Conservar y defender los derechos de la naturaleza; garantizar el sumak kawsay para las actuales y futuras generaciones.

ACCIÓN ECOLÓGICA
30 de marzo de 2020

El laboratorio neoliberal de la fresa de Huelva

Pastora Filigrana 

Los debates dentro de la izquierda plantean si es más importante empezar por la lucha de clase, la lucha contra el racismo, contra el patriarcado o contra el desarrollismo. Muchos de estos debates buscan una respuesta unívoca del tipo: «la clase en el centro» o «lo racial es lo determinante». La polarización en los debates obvia algo esencial y es que estas son realidades entrecruzadas, indisolubles que se encarnan en los cuerpos de trabajadores, y que se manifiesta con mayor violencia dependiendo del género y el origen.

Cuando decimos que el neoliberalismo se basa en la explotación del trabajo, asalariado o no, y que esta explotación se realiza entrecruzando diferentes ejes de opresión, como son el género y la raza, no estamos diciendo algo abstracto e intangible. Esta evidencia de la alianza opresiva entre clase-raza-género puede verse, olerse y tocarse a escasos kilómetros de la Sevilla natal de esta publicación: en la macro explotación del fruto rojo de Huelva. Además, esta acumulación de riquezas no solo necesita la explotación del trabajo vivo, sino que necesita también la sobre-explotación de la tierra y los recursos naturales. La agricultura intensiva del fruto rojo en Huelva es un claro ejemplo de todo esto.

La explotación laboral de la fresa

En Huelva se dedican once mil hectáreas al cultivo del fruto rojo, aunque popularmente se conoce como la fresa. Huelva produce el 100% de la frambuesa española, el 96% de los arándanos y el 97% de la fresa. Durante los meses de marzo a mayo se lleva a cabo la recolección de la fruta, una tarea que, se calcula, necesita más de ochenta mil personas trabajando. Los beneficios que supone el cultivo de este fruto para la comarca onubense ascienden a cuatrocientos millones de euros.

Las empresas que conforman la patronal fresera, al igual que cualquier patronal, tienen dos recursos disponibles para aumentar sus beneficios: la innovación tecnológica y el abaratamiento del salario. La innovación tecnológica en un proyecto empresarial como este es muy limitada. Cultivar bajo los invernaderos, los famosos plásticos, supuso en su día una de estas innovaciones tecnológica que disparó los beneficios porque permitió producir fresas fuera de sus ciclos naturales. Sin embargo, la innovación tecnológica toca techo y, máxime en la recolección y por la propia delicadeza del fruto, no permite usar máquinas. El único recurso que tiene la patronal para aumentar beneficios es por tanto el salario, es decir, pagar lo menos posible por el mayor trabajo posible. Veamos las estrategias utilizadas para este abaratamiento salarial que revierte directamente en las ganancias de la empresa:

  1. El Convenio del campo de Huelva es el que establece el salario más bajo para esta labor en el Estado español. En la actualidad el salario día para una jornada de trabajo es de cuarenta y dos euros, un precio por debajo del nuevo salario mínimo interprofesional. Para que pudiera pactarse un salario mayor sería necesario que los sindicatos negociaran con presión frente a la patronal. La realidad es que los sindicatos mayoritarios firmantes del Convenio huyen de esta confrontación y temen romper la paz social de la industria más importante de la provincia. Los sindicatos minoritarios, con una tradición más combativa, tienen poca representación en la comarca principalmente porque la población jornalera es inmigrante con mucha movilidad y difícilmente se quedan a construir sindicatos.

  2. Otro de los recursos para abaratar el salario lo puso en bandeja la propia ley de extranjería. Esta ley permite la contratación de personas trabajadoras en su país de origen que vendrán directamente para la campaña de recogida de la fruta y se volverán cuando esta acabe. Este año vinieron más de 19 000 mujeres marroquíes a través de esta posibilidad que otorga la ley de extranjería. Las jornaleras desconocen el Convenio y gran parte de sus derechos, viven en situaciones de aislamiento en las fincas y se les ocultan los mecanismos que deben activar en el caso de que sufran algún abuso empresarial. En teoría deben cobrar el salario que establece en el Convenio del campo en la provincia, pero según sus testimonios rara vez lo cobran y sus posibilidades de reclamar judicialmente son escasas porque entre otros motivos serán devueltas en cuanto acabe la campaña. En la parte del salario legal que la patronal no paga a estas trabajadoras está la ganancia empresarial.

La explotación racial de la fresa

Como viene exponiéndose, uno de los recursos del capital para obtener mayores beneficios es abaratar salarios y esto será más fácil cuanto más extremas sean las condiciones vitales de las personas trabajadoras. Según el orden económico mundial, las personas hijas de la colonia, es decir, no occidentales, siempre estarán en una desventaja económica respecto a occidente.

El mundo funciona por la sustracción sistemática de recursos materiales y humanos de dos terceras partes de la población mundial hacia una primera parte. Esta ordenación económica, que comienza en el siglo XV con la expansión del capitalismo, situó en la jerarquía de la pirámide social a la población europea blanca y las poblaciones del resto del mundo quedaron convertidas en colonias productoras de materias primas y cuerpos trabajadores baratos en pos del desarrollo de la Europa blanca. Es por esto que el racismo es un factor de ordenación de la riqueza en el mundo y no solo una actitud de intolerancia de los diferentes como suele usarse coloquialmente. Por eso siempre es más barato contratar a personas migrantes: porque son más pobres.

El contrato en origen de personas trabajadoras inmigrantes se empezó a utilizar con población de Europa del Este y las jornaleras eran polacas, lituanas o ucranianas. En el año 2006 se decidió cambiar por población marroquí y el acuerdo se hace desde entonces con el Reino de Marruecos. Esta decisión no fue casual. Las trabajadoras de Europa del Este eran problemáticas, exigían derechos, salían de noche, querían quedarse después de la campaña y hasta se echaban novios onubenses. Las marroquíes se presentaban como una opción más dócil: son musulmanas, salen menos, deben respeto a sus familias y maridos, no se han criado en el comunismo y están naturalmente acostumbradas a servir sin rechistar. Esto es el racismo y el colonialismo como estrategia de explotación a favor de los intereses del capital.

La explotación de género en la fresa

La patronal fresera solo quiere mujeres. Como decíamos al principio, durante la recogida de la fresa se requieren varios miles de personas trabajando. Muchas de ellas son mujeres y hombres autóctonos, pero para los puestos que no se llegan a cubrir con la población autóctona se requiere la contratación de personas inmigrantes. Para esto es para lo que se utiliza la contratación en origen.

Al Gobierno marroquí se le hacen llegar las necesidades de mano de obra de cada empresa y se encargarán de una preselección en origen. Hay una cualidad en la que coinciden al 100% todas las empresas: que sean mujeres. Además, se requiere que tengan familia a su cargo en su país de origen, al menos un hijo menor de 12 años. Los empresarios justifican la decisión por la delicadeza que requiere el trabajo de la recogida de la fresa. La realidad que se oculta detrás es que en el imaginario machista se considera que una mujer será menos conflictiva sindicalmente que un hombre a la hora de reclamar sus derechos. Si a esto además se le suma que es una mujer pobre, que por el mismo trabajo de recolección en su país cobra un jornal de siete euros, que tiene hijos a su cargo y una familia musulmana, su docilidad será mayor.

La infantilización en el trato es muy común: incluso en declaraciones públicas, los empresarios hablan de castigos a las trabajadoras en lugar de sanciones laborales. La mujer pobre, musulmana, inmigrante y con hijo a su cargo, se convierte en el sujeto perfecto para abaratar salarios y condiciones laborales, en general, sin temor a una respuesta sindical organizada. Cuando hablamos de la alianza entre el capital y el patriarcado no es solo una consigna, es esto. 

La sobrexplotación de la tierra en la fresa

La producción fresera está regada con las aguas subterráneas que nutren las lagunas y los ecosistemas del Parque Nacional de Doñana. La Junta de Andalucía reconoce que el 15% de estos riegos son ilegales pero las asociaciones ecologistas que trabajan en la zona mantienen que el 30% de las plantaciones de fresa se nutren de acuíferos ilegales que afectan directamente al Parque Natural. Esto supone que una de cada tres hectáreas de plantaciones de fruto rojo se riega ilegalmente a costa de las aguas subterráneas del Parque. En la actualidad, España se enfrenta a una sanción por incumplir la normativa europea sobre aguas. Sin embargo, la Junta de Andalucía se niega a declarar la zona con acuíferos sobrexplotados en una clara connivencia con los intereses de la patronal fresera.

Este agotamiento de los acuíferos repercute directamente en la pérdida de biodiversidad. La supervivencia de varias especies autóctonas de aves, mamíferos, plantas e insectos está en peligro. Esto no va de salvar pajaritos desmontando la economía local y la renta de muchas familias. Esto va de que la pérdida de biodiversidad repercute en la desaparición del ecosistema que nos procura el alimento, el agua y la salud. Estamos cortando la rama del árbol sobre la que estamos sentadas.

De lo aquí contado se puede concluir que la ganancia de la patronal fresera pasa por el abaratamiento de las condiciones de trabajo de las jornaleras y jornaleros. Y que, para que este ataque a los derechos de personas trabajadoras genere la menor protesta posible, se escogen a las personas en una situación de vulnerabilidad mayor. En un sistema-mundo patriarcal y racista las personas en una situación de mayor vulnerabilidad son las personas no-blancas que no habitan en Occidente, la migración y, de entre estas gentes, las mujeres. Pobreza, machismo, racismo e insostenibilidad de la tierra al servicio de la ganancia del capital.

Información de Entrepueblos ante la crisis del COVID-19

Mientras nos hallamos en la fase más crítica de la emergencia sanitaria por el coronavirus, queremos compartir con las amigas y amigos de Entrepueblos algunas de las medidas que estamos tomando y también apuntar algunas reflexiones. Todo con la esperanza de que esta crisis sea lo más leve y corta posible, y que, como comunidad, como organización y como personas, logremos sacar en ella, y en lo que vendrá después, lo mejor de lo que seamos capaces.

Queremos avisaros de que cancelamos la actividad externa y a tomar las medidas necesarias en cuanto a la actividad interna y de nuestra oficina técnica. Las asumimos como medidas para que todas las personas involucradas nos podamos sentir seguras, cuidar de nosotras mismas y de las personas que nos rodean en nuestras familias y en la comunidad.

Para la atención al público, seguiremos con los canales habituales:

📞 +34 690 743 407

📧 info@entrepueblos.org

No obstante, si tenéis el correo o número de teléfono directo del personal con quién queráis comunicaros podéis hacerlo, igualmente por mensajes de Whatsapp o Telegram, o a través de nuestras redes sociales

También queremos informaros que hemos habilitado un sistema de videoconferencias para suplir en lo posible nuestras reuniones presenciales. Queremos sentirnos cerca, aunque tengamos que tomar medidas que aumenten la distancia física que nos separa.

A partir de ahora nos toca dejar pasar los próximos días o semanas para ver cómo evoluciona la situación, y también para ver si hay que tomar medidas adicionales, como por ejemplo aplazar nuestra Asamblea General anual. Si hay novedades al respecto, os iremos informando.

En el plano más técnico, al momento de escribir esta nota tenemos que apuntar como positiva la primera reacción del Ayuntamiento de Madrid, que anuncia una suspensión de los plazos para la ejecución de proyectos y presentación de justificaciones. Ojalá logremos que esto se generalice en otras administraciones. Y luego habrá que poner atención para  que la cooperación internacional no vuelva a ser víctima de esta nueva crisis.

Quizás nos falta suficiente perspectiva para hacer un análisis de lo que está sucediendo estos días y lo que vendrá “el día después”, sobre sus causas consecuencias, para hacer valoraciones de todo ello que no caigan en la ingenuidad, ni en la paranoia. Aunque no cabe duda de que nos encontramos ante un fenómeno más de la crisis global.

Este tipo de emergencias son circunstancias extrañas porque nos demandan rebeldía y disciplina al mismo tiempo. Ponen a prueba la reacción de los diferentes resortes de la sociedad, tanto del estado como de la ciudadanía. Y son una buena oportunidad para poner en valor el cuidado, la solidaridad, el apoyo mutuo, la comunidad y la conciencia crítica, poniendo la vida y las vidas en el centro, por encima del individualismo y la cultura del miedo. Estos valores son la mejor receta para el coronavirus.

Y hablando de valores, también es un excelente momento para poner conciencia en la grandísima importancia de defender nuestros sistemas públicos de sanidad y protección social, después de tantas décadas de pensamiento único neoliberal. En estos días, Entrepueblos nos hemos adherido a la campaña #PlanDeChoqueSocial, reclamando al Gobierno medidas urgentes ante los riesgos sanitarios, económicos y sociales provocados ante la crisis del coronavirus y que pone hacia las personas más vulnerabilizadas,  como siempre estaremos apoyando y promoviendo todas las luchas en favor de las víctimas de violencia, las personas migrantes, las trabajadoras domésticas y sobre la carga que supone a todas las cuidadoras

¡Son momentos de extremar nuestra solidaridad!

Estamos en un periodo de semi-parón, de reflexión, aprovechémoslo. ¿Qué hubiéramos dado en otro momento para poder disfrutar unos días así de freno a las exigencias de nuestra estresante cotidianidad? Renovemos fuerzas, porque, cuando esta emergencia vaya remitiendo, se adivina una pugna muy fuerte de los diferentes sectores del poder político y económico para capitalizarla en función de sus propios intereses.

Como se dice en un escrito que circula estos días “entramos en un momento de instrospección obligada por la primera pandemia directamente relacionada al modelo extractivista que el capitalismo fósil aceleró en los últimos 30 años. Nos decían que era imposible cambiar tan rápido, está crisis demuestra que no solo es posible, sino necesario”.

Un abrazo para todxs y permanezcamos juntxs en la distancia

 

 

 

A 4 años del asesinato de Berta Cáceres, las políticas extractivistas de Honduras mantienen en grave riesgo a las poblaciones indígenas

Honduras representa un territorio en constante resistencia; un país que asumió la lucha y la resiliencia como componente elemental para la defensa de los derechos humanos y la democracia. Ante las constantes y múltiples amenazas a sus territorios, cuerpos, patrimonios e identidades, la defensa de derechos humanos, del agua y de la tierra es una labor obligada que suele conllevar nuevos y profundizados riesgos.

En la historia de Honduras, y del mundo, el asesinato de la defensora y lideresa indígena lenca Berta Cáceres, sin duda, representa un hito que dio cuenta de los graves patrones de violencia perpetrados impunemente contra las personas defensoras en la región latinoamericana y que colmó a la sociedad de indignación y un renovado anhelo de justicia.

A 4 años de su asesinato; sin embargo, el Estado de Honduras continúa priorizando sus intereses extractivos sobre el respeto, la protección y garantía de los derechos humanos de la población. Para 2019, había al menos 137 concesiones mineras y de producción de energía e hidrocarburo otorgadas en territorios indígenas. Ahora, el Estado pretende discutir un proyecto de Ley de Consulta Previa, Libre e Informada que, según han denunciado los pueblos indígenas y afroindígenas, facilitaría la instalación de grandes proyectos extractivos en sus territorios e incrementaría la violencia y la violación de los derechos humanos de los pueblos.

Ante la oposición legítima de las poblaciones a esta política estatal, la respuesta del gobierno se ha caracterizado por la represión a la protesta social mediante el uso excesivo de la fuerza, los ataques, la criminalización. Los asesinatos, hostigamiento y persecución contra miembras de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH), las amenazas y ataques contra comunidades indígenas lencas organizadas del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), la criminalización de defensoras del agua en Guapinol así como defensores de la tribu Tolupán, dan cuenta de estos riesgos. Incluso en esta misma semana se ha instalado una campaña en redes sociales y medios de comunicación nacionales que busca difamar y estigmatizar la labor del COPINH y organizaciones nacionales e internacionales que acompañan su búsqueda de justicia.

En el cuarto aniversario de la siembra de Berta Cáceres, no ha habido justicia. Aunque el pasado mes de diciembre se dictaron las condenas en contra de los autores materiales de su asesinato, la estructura criminal responsable de planificar y financiar el crimen, continúa en absoluta impunidad. A la fecha, tan solo David Castillo, gerente general de la empresa Desarrollos Energéticos S.A. (DESA) ha sido investigado por la autoría intelectual del asesinato y su proceso se ha caracterizado por dilaciones que han impedido avanzar hacia su juzgamiento.

La clara intención del Estado de perpetuar la impunidad, en connivencia con grupos de poder empresariales y militares, no ha detenido la digna y legítima lucha por justicia que han emprendido el COPINH, los pueblos indígenas y afro indígenas, el movimiento social y popular de Honduras, el pueblo hondureño y la familia de Berta Cáceres.
Con su alegre rebeldía, la resistencia de los pueblos es inspiración para quienes, desde distintas trincheras, buscamos mantenernos firmes ante los distintos embates de la desigualdad que no cede.

Así, este 02 de marzo, organizaciones nacionales e internacionales que monitoreamos la situación de derechos humanos en Honduras conmemoramos la vida y la lucha de Berta Cáceres que, como aseguran las comunidades, se ha multiplicado en las voces de millones alrededor del mundo.

Al tiempo, denunciamos que el Estado de Honduras sigue en deuda, no sólo en el caso de la defensora lenca Berta Cáceres, sino en los casos de todas las personas defensoras asesinadas, violentadas y criminalizadas que al día de hoy no han conseguido justicia. Garantizar la investigación, juzgamiento y sanción de todas las personas responsables del asesinato de Berta Cáceres es una obligación del Estado de Honduras y debe ser también un paso firme hacia la ruptura de la impunidad sistemática que ahoga al país, y así garantizar la no repetición de estos hechos contra personas defensoras de derechos humanos.

Reconocemos y respaldamos la legítima labor de defensa de derechos y la búsqueda de justicia que ejerce el COPINH, organización que, a cuatro años de la siembra de su lideresa, se alza fuerte, y con firmeza y dignidad hace frente a los embates que desde distintos frentes buscan acabar con su lucha.

Sostenemos también que la articulación de organizaciones locales e internacionales, que monitoreen y levanten la voz ante las violaciones de derechos humanos que ocurran en el país, es fundamental para hacer frente a contextos tan adversos. Así, reafirmamos una vez más nuestro compromiso de continuar vigilantes hasta avanzar hacia la garantía del respeto de los derechos humanos en Honduras.

En esta nueva conmemoración de la siembra de Berta Cáceres, enviamos nuestra solidaridad y abrazo a su familia, a las comunidades del COPINH, al movimiento feminista y al pueblo hondureño, y reiteramos que justicia para Berta es justicia para los pueblos.

Firman: 
Centro de Derechos de Mujeres (CDM)
Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL)
Entrepueblos
Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ)
FIDH, en el marco del Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos
Fondo de Acción Urgente de América Latina y el Caribe (FAU- AL)
Foro Honduras Suiza
Front Line Defenders
Fundación Acceso
Guatemala Human Rights Commission – USA
Honduras Delegation – Alemania y Autria
Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras)
JASS
Latin America Working Group (LAWG)
Oficina Ecuménica por la Paz y la Justicia – Alemania
Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT), en el marco del Observatorio para la protección de los Defensores de Derechos Humanos
Protection International
Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras